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4 de julio de 2023

Foto: Jóvenes insurrectos en París, 30 de junio (AFP/Reuters)

Una nueva ola de violencias urbanas comenzó en Francia el 27 de junio de 2023 causando una conmoción social y política por la magnitud de la insurrección y de las destrucciones perpetradas por miles de jóvenes franceses de origen árabe. Veamos cómo empezó el drama. El 27 de junio, hacia las 8 a.m., dos policías en moto de la Dirección del Orden Público avistaron un auto con placa polonesa conducido a alta velocidad por un menor de edad en una avenida de Nanterre, al oeste de París. Los policías se acercaron al auto y pidieron al joven que se estacionara para realizar un control. Pero el joven prefirió escapar, junto con dos pasajeros, y los policías lo siguieron exigiendo que se detuviera. Finalmente, el auto tuvo que detenerse por el tráfico. Los dos policías se acercaron al conductor y le dijeron que no intentara escapar. Le apuntaron con sus armas para disuadirlo de huir y le pidieron que apagara el motor. Pero el joven intentó huir nuevamente, el policía que estaba al lado de él hizo un disparo, y el conductor, que había seguido huyendo, finalmente se estrelló contra un muro. Uno de los pasajeros se escapó y el otro se rindió a los policías. El policía que había disparado brindó auxilios urgentes al joven que había recibido la bala en el tórax. Pero el joven, identificado después como Nahel Mabrouk, de origen argelino, interpelado por la Policía varias veces por “resistencia a la autoridad”, falleció a las 9:15 a.m. (TF1 Info, 29 de junio). Probablemente, si esta vez hubiera aceptado ser controlado, no habría fallecido.

Este hecho ha desencadenado violencias urbanas de gran magnitud en la mayoría de ciudades francesas, e incluso en pequeñas localidades rurales, que se equiparan a las graves violencias urbanas del 27 de octubre de 2005, cuando dos jóvenes fallecieron electrocutados huyendo de los policías, lo que desencadenó tres semanas de violencias (tres muertos accidentales, 224 policías heridos, 6,056 detenidos, 233 edificios destruidos y 10,346 autos incendiados, Le Monde, 29 de junio). 

El fallecimiento de Nahel fue ampliamente difundido en las redes sociales y miles de adolescentes y jóvenes de origen árabe y africano nacidos en Francia se lanzaron a las calles para “vengar la muerte de Nahel”. Se trata de insurrecciones violentas contra el Estado y la sociedad, contra el orden republicano y sus representantes, de mayor magnitud de aquellas de 2005. El ministro del Interior ordenó la movilización de 45,000 policías y el uso de blindados de la Gendarmería, así como el toque de queda en los barrios más convulsionados. 

El policía responsable de la muerte de Nahel está en prisión preventiva, acusado de homicidio, y ha pedido perdón a la familia del joven por su acto, pero ello no ha calmado la ola de violencia urbana que ya dura varios días. 

Hasta el domingo 2 de julio el ministerio del interior contaba más de 5,000 vehículos incinerados, 1,000 edificios incendiados, destruidos o saqueados; 10,000 tachos de basura quemados; 2,560 incendios en la vía pública; y 250 ataques a comisarias o a gendarmerías. Asimismo, más de 700 policías o gendarmes se encuentran heridos. Un arma de fuego fue utilizada en un barrio de Nîmes, pero el chaleco antibalas del policía agredido detuvo la bala. Un hecho novedoso es el ataque a alcaldes y a sus familias. Los residentes de los barrios populares que han sufrido esas acciones vandálicas son las primeras víctimas de las destrucciones y demandan que los responsables sean juzgados y sancionados. Más de 1,300 jóvenes y menores han sido intervenidos por la policía y se encuentran detenidos. La ultraviolencia sin mensaje, nihilista, se ha banalizado en los últimos cinco días, acompañada sistemáticamente de pillajes (Le Monde del 3 de julio). El costo estimado de las destrucciones llega a más de mil millones de euros (Libération del 3 de julio).

Los saqueos de tiendas, centros comerciales, comisarias, alcaldías, escuelas y centros sociales han sido masivos. Las redes sociales han jugado un rol importante en la organización de la violencia (Telegram, Snapchat). Los jóvenes coordinan para congregarse en uno o más barrios cercanos. También fomentan que se imite las acciones y se vaya aún más lejos (mimetismo de concurrencia. 

¿Por qué se producen de modo recurrente hechos en un país europeo de alto nivel de desarrollo material y cultural como Francia? En esta nota indicaré, desde la antropología política, los problemas de fondo que explican esta nueva ola de violencia urbana y cuáles son las tareas urgentes del gobierno del presidente Emmanuel Macron para mejorar la situación a corto y largo plazo. 

Descendientes de migrantes árabes: pobreza, exclusión social, racismo, islamismo, delincuencia

A pesar de los intentos realizados en Francia para integrar a los descendientes de los migrantes de las excolonias francesas (Norte del África, África del Oeste) a la sociedad nacional, esa población sigue estando excluida. Varios factores explican está situación estructural que, como le recuerda el politólogo Rachid Benzine, es un resultado de la herencia colonial (Rachid Benzine, Le Monde del 30 de junio). 

En primer lugar, debo precisar que existe un sector de descendientes de migrantes de origen árabe, en general de los países del Magreb (Argelia, Marruecos, Túnez), que están plenamente integrados a la sociedad. No obstante, otro sector de los franceses de origen árabe y africano ha sido excluido de la sociedad francesa y reproduce está marginalidad en círculos viciosos marcados por la pobreza, la falta de formación profesional de los jóvenes, la delincuencia ordinaria, la droga, y el radicalismo islámico. Esas familias pobres residen en barrios periféricos a las ciudades que se han convertido en guetos

Los miles de jóvenes y de adolescentes que están provocando las violencias urbanas provienen de hogares pobres, con poca o ninguna educación, a menudo monolingües, que se sienten excluidos de la sociedad, y que han asumido la “reislamización” (uso de velo femenino, fuerte devoción religiosa) como una vía de recuperación de la dignidad social. Además, las mujeres usan velo también para protegerse de la violencia machista de sus esposos, padres, hermanos y cualquier miembro masculino de sus familias. 

Otros adultos y jóvenes de origen árabe han optado por el islamismo y han adoptado la ideología sanguinaria de los terroristas del Estado Islámico. Recordemos que desde 2012 Francia ha sido el país más golpeado de Europa por los atentados islamistas, que han causado la muerte de más de 271 civiles, cerca de 1,200 heridos y destrucciones materiales impresionantes (Villasante 2015, 2020). Actualmente hay más de 300 presos por terrorismo en la cárcel. 

Los atentados islamistas han provocado una transformación negativa de las relaciones entre los franceses y las minorías de origen árabe. En efecto, si los islamistas ‘justifican’ sus atentados contra civiles invocando la “venganza” de las intervenciones militares del Estado francés en países como Irak, Siria o Mali, a nivel interno el islamismo ‘justifica’ la falsa amalgama entre “origen árabe” y “terrorista”. Esto alimenta el racismo ordinario contra los “extranjeros-árabes”.

En el centro de la ola de violencia está la cuestión de la identidad nacional francesa, puesta en peligro por la expansión del racismo ordinario. El hecho es similar en todos los países europeos, y es la causa del éxito electoral de los partidos de extrema derecha que reivindican la exclusión de los “extranjeros” como política estatal. En ese marco, la falta de inclusión social de los migrantes árabes no está solamente asociada al racismo ordinario, sino que también es alimentada por ellos mismos. En efecto, una mayoría de adultos y de padres de familia de origen árabe, recién llegados o nacidos en Francia, prefiere utilizar la lengua árabe en su vida cotidiana, en los espacios públicos, sobre todo, en vez de la lengua francesa. De ese modo, miles de niños crecen en medios familiares que reivindican su diferencia identitaria, en tanto árabes, dejando de lado o incluso despreciando la identidad lingüística y cultural francesa. Por ello, muchos franceses consideran que “los árabes no quieren integrarse”, “no son franceses como nosotros”, “viven entre sus guetos y sus mezquitas”. En un país que defiende la laicidad como base de la identidad republicana, la religiosidad intensa de muchos árabes (la reislamización promovida por Al-Qaeda) es percibida negativamente. Además, el velo de las musulmanas francesas —que no es una obligación religiosa— es visto como un signo de radicalismo religioso, de sumisión al machismo, y/o de retraso cultural e intelectual. 

Las estrategias policiales de represión de la delincuencia y del islamismo

En el marco de atentados islamistas, la Policía francesa cambió sus estrategias de represión del islamismo y de la delincuencia en general. Los sindicatos de la policía lograron además que se autorice el uso de armas de fuego de manera más amplia que antes. Entre 2017-2022 el número de tiros aumento en 40%, y en 2022 hubo 12 decesos (Le Monde, 30 de junio).

Cierta prensa internacional ha declarado que la policía francesa es racista y brutal en sus modos de represión. Es evidente que la brutalidad de los policías en Francia se ha vuelto ordinaria, sobre todo después de los atentados islamistas. Precisemos que el Plan vigipirate (vigilancia, prevención y protección) contra el terrorismo, instalado en diciembre de 2016, está activado en Francia; grupos de 4-6 militares patrullan los aeropuertos, las estaciones de tren, algunos edificios estatales y templos. La presencia militar en esos lugares sensibles recuerda que hay un peligro real de atentados, de violencia terrorista. En ese marco, las condiciones de mantenimiento del orden público de parte de la Policía son bastante difíciles y los excesos son frecuentes. 

La responsabilidad del Estado en la reorganización de la Policía y de la política de protección de los barrios populares 

Dicho esto, muchas voces se han alzado para reclamar una reorganización total de las estrategias de la Policía, adaptándolas a la nueva situación de violencia urbana y de tensión social actual. La responsabilidad del Estado es enorme y, por desgracia, los gobiernos recientes no han propuesto soluciones innovadoras.

Un poco de historia. Nicolas Sarkozy, presidente de Francia entre 2007 y 2012, desmanteló dos estrategias que tenían efectos muy positivos de integración social desde 1997. En primer lugar, la Policía de proximidad, instalada por los socialistas en 1997, fue anulada en 2003 por el entonces ministro del Interior Sarkozy, durante la presidencia de Jacques Chirac], alegando que los “policías no son asistentes sociales”. Con esta decisión absurda la delincuencia aumentó considerablemente, sobre todo en los barrios pobres. Además, se abandonó el rol de intermediación de los funcionarios municipales en los barrios pobres del país, cuando ese rol era fundamental para mantener el diálogo entre los residentes (de todo origen) y los gobiernos locales. En 2012, el presidente Hollande instauró “zonas de seguridad prioritarias”, sin retomar integralmente la Policía de proximidad. El presidente Macron la abandonó, y luego de las violencias urbanas ha anunciado un nuevo plan de reformas sociales y de la policía en preparación. 

Desde hace treinta años, las políticas urbanas tratan de mejorar el hábitat de los barrios pobres de las periferias de las ciudades; muchos inmuebles vetustos y altísimos han sido demolidos y remplazados por edificios más pequeños y dignos. Pero lamentablemente no se ha podido invertir la tendencia al relegamiento de los habitantes, ni mejorar los servicios públicos (hospitales, colegios). Sin embargo, las violencias actuales no se agotan en la cuestión identitaria ni en la falta de inversión pública. En el centro del problema está el uso de armas de fuego por la Policía y la urgencia de reformar la Ley de 2017 sobre los controles de rutina y sobre las relaciones viciadas entre los policías y los jóvenes de los barrios pobres (Le Monde, el 3 de julio). 

Reflexiones finales

  • La muerte del joven Nahel es un hecho trágico y absurdo y la enorme ola de violencia que ha suscitado, que es unánimemente condenada, está mostrando una fractura social en Francia mucho más grande de lo que se pensaba. Es deplorable constatar que las sociedades humanas necesitan hechos espantosos para reaccionar y tomar consciencia de realidades que, de ordinario, se pretende no ver y no aceptar. 
  • Los jóvenes que se han alzado contra la Policía, el Estado y la sociedad con armas rústicas y otras sofisticadas son, en su gran mayoría, de origen árabe y/o africano, y se alzan afirmando que ellos habrían podido morir como Nahel. Para expresar su cólera destruyen, roban, agreden con furor y con rabia. Con ello despiertan el miedo y el rechazo de la sociedad que detesta la violencia inútil (expresión de Primo Levi), pero también se autodestruyen pues los incendios de bienes, los ataques a casas de alcaldes y de funcionarios, a escuelas y a refugios de animales (como en mi localidad rural de Tarare), les dejan huellas indelebles y reproducen el racismo. 
  • El factor identitario es importante en las violencias urbanas, pero no se trata de alzamientos raciales o de una guerra de civilización, como lo pretende la extrema derecha. Sin embargo, las características de los jóvenes que participan en la violencia evidencian la urgencia de encontrar estrategias estatales de inclusión y de integración social. La realización de un censo parece útil, pues permitiría conocer quiénes y cuántos son los miembros de las minorías en Francia, aunque ello contraríe a los políticos, pues se opone al ideal de la igualdad social. 
  • La sociedad francesa y el gobierno del presidente Macron tienen la dura labor de enfrentar con coraje la fractura social con nuevas políticas de desarrollo urbano, con el retorno de la intermediación de los funcionarios municipales. Pero también reformando en profundidad la Policía, reforzando la formación de los agentes que realizan los controles de rutina y restringiendo el uso de las armas de fuego, que deben servir exclusivamente en situaciones de defensa legitima ante un ataque mortífero. 
  • En fin, la violencia urbana en Francia tiene ecos en otros países vecinos y en Estados Unidos, lo cual explicita la similitud de problemas sociales y políticos en países del Norte que tienen minorías pobres y excluidas de la nación. En nuestro país hemos sufrido también violencias urbanas y rurales, incendios y de pillajes como expresión de la cólera de una parte de la población que se sintió frustrada por la caída del expresidente Castillo. La protesta fue violenta y destructora, y la represión fue brutal, pues los policías hicieron un uso desmedido de sus armas de fuego y, hasta ahora, los responsables no han sido identificados. El Perú necesita también mejores programas sociales y una reforma profunda del uso de armas por la Policía nacional. 

(*) Doctora en antropología (École des Hautes études en sciences sociales, Paris), investigadora independiente, asociada al IDEHPUCP.


Referencias citadas

Le Monde, 30 de junio, Mort de Nahel: “Nous sommes aujourd’hui dans une situation où domine le Rapport de forcé et où rôde le spectre de 2005, https://www.lemonde.fr/societe/article/2023/06/30/mort-de-nahel-m-nous-sommes-aujourd-hui-dans-une-situation-ou-domine-le-rapport-de-force-et-ou-rode-le-spectre-de-2005_6179885_3224.html 

Editorial, Le Monde 2-3 de julio, Mort de Nahel M.: Un besoin de vraies réponses fase à la colère et à la peur, https://www.lemonde.fr/idees/article/2023/07/01/mort-de-nahel-m-un-besoin-de-vraies-reponses-face-a-la-colere-et-a-la-peur_6180123_3232.html  

Editorial, Le Monde 2-3 de julio, Emeutes urbaines: l’impératif de l’apaisement, https://www.lemonde.fr/idees/article/2023/07/03/emeutes-urbaines-l-imperatif-de-l-apaisement_6180349_3232.html 

Villasante Mariella, 2015a, El reclutamiento de jóvenes para la guerra santa islámica y los atentados en Francia, Memoria n° 16 (20 de abril) http://idehpucp.pucp.edu.pe/el-reclutamiento-de-jovenes-para-la-guerra-santa-islamica-y-los-atentados-en-francia/

Villasante Mariella, 2015b, Los atentados de París y la expansión del terrorismo del Estado Islámico, Boletín del Idehpucp, le 17 noviembre de 2015

Villasante Mariella, 2020a, La barbarie islamista en Francia: el cruel asesinato del profesor Samuel Paty y sus consecuencias políticas en Francia y Europa, Revista Ideele n° 294, 30 de octubre de 2020
https://www.revistaideele.com/2020/10/28/la-barbarie-islamista-en-francia-el-cruel-asesinato-del-profesor-samuel-paty-y-sus-consecuencias-politicas-en-francia-y-en-europa/

Villasante Mariella, 2020b, Nuevo atentado islamista en una iglesia de Francia: el horror se repite, Boletín del IDEHPUCP, 2 de noviembre de 2020
https://idehpucp.pucp.edu.pe/notas-informativas/nuevo-atentado-islamista-en-una-iglesia-de-francia-el-horror-se-repite/ 

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