28/06/2022

[Editorial] Verdad en Colombia: para consolidar la paz

El día de hoy, 28 de junio, ha sido presentado el informe final de la comisión de la verdad de Colombia, cuyo nombre oficial es Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición. Esto marca el punto de llegada de un proceso que se inició ya con la firma de los Acuerdos de Paz entre el Estado colombiano y las FARC en 2016, entre cuyos numerosos componentes se dispuso la creación de una entidad encargada “de dilucidar los patrones y la persistencia del conflicto armado y reconocer y dignificar a las víctimas en el país y en el exilio que sufrieron sus consecuencias”.

Hay que recordar que este no es el primer informe de carácter oficial que se produce en Colombia como parte de los esfuerzos por determinar y exponer públicamente la verdad sobre el largo conflicto armado interno que ha sufrido ese país. Un antecedente imprescindible ha sido el informe Basta ya. Memorias de guerra y dignidad, elaborado y presentado en el año 2013 por el Centro Nacional de Memoria Histórica. Hacía falta, sin embargo, un mecanismo que, como parte del sistema de paz generado por los Acuerdos de La Habana, fuera percibido como una respuesta cabal y, sobre todo, como una amplia plataforma para el reconocimiento público de las víctimas. A esa necesidad responde el informe final ahora presentado. Y, más allá del informe en concreto, se puede decir que a esa necesidad responde el enorme trabajo de investigación, de presencia pública y de escucha y promoción del diálogo realizado por la comisión.

En efecto, el informe acopia relatos de alrededor de 30 mil personas. Pero no solamente se trata de los relatos, ya valiosos y significativos por sí mismos, sino también de la enorme movilización colectiva propiciada por las investigaciones de la comisión, así como por sus actividades no estrictamente investigativas como las numerosas consultas y las audiencias públicas organizadas en casi cuatro años de trabajo. Se ha atendido así a una tarea esencial de toda comisión de verdad como es la de devolver la voz a las víctimas y afectados y propiciar en toda la sociedad un amplio diálogo sobre temas dolorosos que suelen quedar ignorados durante décadas, del mismo modo que las víctimas permanecen relegadas al silencio, cuando no al estigma.

El informe de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No repetición contiene numerosos hallazgos sobre el desarrollo de la violencia, las estrategias criminales de los actores armados, y sobre la realidad pasada y presente de las víctimas, hallazgos que se suman a la amplia investigación ya realizada antes en el país, y la complementan. (El informe Basta Ya, por ejemplo, ya había estimado que el número de personas muertas en el contexto del conflicto entre 1958 y 2012 llegaba a 220 mil). Además de hallazgos sobre hechos y procesos, el informe ofrece recomendaciones para superar o remediar las secuelas del pasado violento, y, aún más, para la consolidación de una sociedad democrática y humanitaria.

Como en todo proceso oficial de verdad y memoria, el momento de cierre implica la apertura de un nuevo desafío: el de aprovechar las lecciones de un pasado doloroso, es decir, el de prestar atención a las recomendaciones ofrecidas y llevarlas a la realidad mediante desarrollo normativo, reformas institucionales, políticas públicas y programas especiales de atención a los múltiples dramas que ha dejado la violencia. Se estima que en Colombia se abre un momento político más auspicioso para ello, después de varios años en que el gobierno todavía en funciones se ha manifestado hostil a las políticas de verdad y memoria surgidas de los Acuerdos de Paz.

Al mismo tiempo que corresponde felicitar a la sociedad colombiana por este significativo paso hacia la verdad, que es un ingrediente indispensable de la paz, hay que desearle que sea capaz de sacar provecho de las amargas lecciones aprendidas. Eso es, sobre todo, un deber de sus autoridades, aunque también lo sea de la sociedad en conjunto. En el Perú, lamentablemente, sabemos hoy cuánto se pierde cuando un Estado y quienes se dedican a la política deciden ignorar los aprendizajes que deja la revelación de la verdad.

Deja un Comentario:

Nombres:

Correo electrónico:

Mensaje:

1 Comentarios:

Eliana Rodríguez Sosa

El informe de la Comisión de la Verdad de Colombia es muy valioso, entre otras consideraciones el hecho de devolverles la voz a las victimas de los terribles hechos ocurridos y dar valor a sus relatos que han permitido develar la verdad de lo ocurrido. Pero sobre todo no se deben de ignorar los aprendizajes que deja la revelación de la verdad.