Por: Juan Takehara
Este domingo serán las elecciones generales y para la gran mayoría de peruanos y peruanas se tratará de elegir entre la propuesta de Keiko Fujimori de mantener esencialmente el modelo económico y un cambio de orientación social planteado por Pedro Castillo. Los medios de prensa extranjera en nuestro país han seguido de cerca todo el acontecer político, informando al mundo sobre esta campaña con gran detalle. Para conocer las percepciones generales de este proceso fuera del país, conversamos con Fernando Gimeno, periodista español de la agencia EFE y presidente de la Asociación de Prensa Extranjera en el Perú.
¿Cómo ha sido la experiencia de contar hacia el público en el extranjero la actual campaña electoral en el Perú?
En el panorama mediático internacional el Perú ha perdido peso respecto al que tenía en los años 90, durante toda la década del mandato de Alberto Fujimori. En ese tiempo, el país ocupaba un lugar preponderante en la información internacional por todos los hechos que se sucedían – que son de sobra conocidos – y a partir de la vuelta a la democracia todo va entrando como a un estado de normalidad. El interés ahora lo han ocupado otros países que viven situaciones similares a la que tenía este país en ese tiempo. Partiendo de ahí, el personaje político más conocido fuera del Perú es Alberto Fujimori. Para mí esa es la base para trabajar la información porque es lo primero donde se va a fijar la gente cuando leen noticias que vienen desde Perú. Sobre las elecciones actuales, para intentar captar a los lectores, nuestro relato se basa en destacar la presencia nuevamente de una Fujimori en segunda vuelta electoral, algo que ya se ha vuelto una constante. Su apellido siempre llama mucho la atención, es la hija quien por tercera vez tienta la presidencia. Ahora a este relato se une la aparición de Pedro Castillo, una persona que llama mucho la atención porque me recuerda a la aparición de Evo Morales en el 2005, por la manera cómo surge y el discurso que maneja. Parte de nuestras informaciones es contar toda la polarización que hay, los discursos radicalmente opuestos que se presentan y que esta elección es prácticamente un plebiscito sobre el modelo económico que ha tenido Perú en los últimos 30 años, implantado justamente por Fujimori. Informamos esencialmente que los peruanos votarán entre la continuidad del mismo modelo refrendado por la misma Keiko Fujimori frente al reformismo que quiere implantar Castillo.
Mencionaste Bolivia, pero también se dice que son elecciones como las que tuvo Venezuela e incluso que el tema de cambio de constitución se vivió en Chile. Parecería que, por el tipo de propuestas enfrentadas, esto es algo constante en América Latina.
Bueno, hay cosas que sí son únicas en Perú. Se compara esta campaña con la del 2011 pero, además, por la cantidad de reminiscencias hay quienes la ven como las elecciones de 1990 por la forma cómo está llegando Castillo. En el ámbito internacional, nuevamente pienso que hay una situación similar cuando Morales gana su primera elección, incluso él lo recordó en un encuentro virtual que tuvo en la primera vuelta con Verónika Mendoza cuando dijo algo como: «Perú está ahora mismo como Bolivia cuando yo llegué al poder». Agrega además que ellos tuvieron cuatro presidentes en cuatro años previos, comparando lo que ha ocurrido en Perú en este quinquenio. Buscó contrastar que ambos países venían de una crisis institucional, de un clima de ingobernabilidad y que de ese descontento social y desconfianza por la clase política emerge un personaje nacido desde las bases sindicalistas, de la Bolivia cocalera, indígena y agrícola que obtiene el favor del pueblo por un factor que también se ha visto en Castillo en las encuestas: mucha gente simplemente no le importa lo que digan de él, no le importa cómo se exprese o las posiciones que tenga. Se está votando porque «es como ellos». Este es un valor muy fuerte, porque esa misma pregunta también se la hicieron a Keiko Fujimori y obtuvo cifras mucho menores. El mensaje de «él es como yo» de Castillo también se ha visto en Morales y contra eso es imposible luchar o intentar restarle votos.
En los últimos meses se ha discutido si esta polarización es económica, social o incluso geográfica. ¿Cómo se relatan estos diferentes enfoques a un público foráneo?
Básicamente se percibe que es Lima contra el país. Dentro de ese factor geográfico, mayormente están encuadrados los ámbitos económicos y sociales. Estas brechas que existen entre Lima y el resto de regiones las hemos informado en varias notas recalcando que es algo persistente desde tiempos de la colonia y que siempre aparece reflejado en las elecciones, y en esta particularmente mucho más que en otras. Es curioso que en Lima – y algunas ciudades de la costa norte – voten casi en el sentido contrario que una buena parte del país. Lo que decimos es que en la capital se encuentran los grupos con poder económico y social, racialmente también identificado dentro de las llamadas «clases altas» y en el resto del país están más bien los indígenas, los pobres y aquellas regiones que tradicionalmente que no se tienen en cuenta. Eso brota mucho en elecciones. Otro punto que me llama la atención es que en otros países las diferencias que hay entre el voto urbano y rural son justamente opuestas a la que encontramos en Perú. La ciudad está votando por una propuesta de derecha conservadora y en el ámbito rural buscan ir a una opción de izquierda – aunque también conservadora – mientras que en otros países resulta al revés. Usualmente las ciudades son los bolsones de votos de izquierda y el campo rural son las opciones de derecha.
Las fuerzas de derecha más conservadoras estaban intentando formular que las elecciones sean una dicotomía entre libertad versus comunismo, un discurso que casualmente se ve en varios países.
¿Qué imagen se tiene de Keiko Fujimori y cuánto se le conoce ahora a Castillo?
Definitivamente la imagen de Castillo es desconocida. Se le asocia con Venezuela por las noticias que salen de aquí. Ese perfil aparece en las opiniones de quienes coinciden más bien con una propuesta fujimorista. Nuestro trabajo es justamente despejar las dudas sobre él y decir quién realmente parece ser o representar. De Keiko Fujimori se tiene una idea más formada, aunque diría que no es una imagen positiva no solo porque se le asocia al gobierno de su padre, sino porque las fotos de ella con el chaleco de detenida y escoltada de policías camino a la prisión dieron la vuelta al mundo. Fuera del Perú ya se ha perdido la cuenta de las veces que postula a la presidencia, saben que es una candidata que no tiene antecedentes positivos, sobre todo por las recientes investigaciones sobre la financiación a su campaña electoral.
Por el lado de los peruanos, también se construyen figuras a partir de políticos extranjeros. Pensaba en este suceso que hubo con Pablo Iglesias que incluso generó el rumor de que estaba en el país para mostrar su apoyo a Castillo.
Las fuerzas de derecha más conservadoras estaban intentando formular que las elecciones sean una dicotomía entre libertad versus comunismo, un discurso que casualmente se ve en varios países. En España, recientemente, con las elecciones regionales a Madrid donde postulaba Pablo Iglesias. El principal hilo de la campaña en su contra ha sido «libertad o comunismo», que también se tiene presente en Perú y en países de la región. Se intenta así elaborar un estilo para hacer las elecciones más radicales y polarizadas. Con el tema de Iglesias, es un ejemplo clarísimo de cómo se manejan las fake news. Es algo atroz teniendo en cuenta de que la información sale de un periodista totalmente identificado con la extrema derecha que dijo en su programa de radio «bueno, creo que (Iglesias) está por Perú». Suelta el rumor y eso desencadena la vorágine y los medios que más coinciden con la ideología de este periodista dieron por cierto que realmente estaba en Perú. Lo más increíble es que la cuenta troll de Perú Libre dice que a las 4 p.m. hay una reunión de un tal día entre Castillo e Iglesias en el hotel Sheraton y ahí van algunos personajes a protestar. Esto te habla bien del comportamiento obcecado y ciego que tenemos en estos tiempos.
Y todo esto que comentas se armó en un solo día. ¿Cómo verifica la agencia para que no se filtre un fake news, pero sabiendo que se debe informar en tiempo real lo que sucede?
No buscamos divulgar a la primera. Esperamos que se confirme de alguna forma, si no se tiene confirmado o al menos no lo dice una fuente oficial a quien podamos atribuir la información -aunque después no sea tan cierta – es la manera cómo nos manejamos. Por ejemplo, con la noticia que hubo en el VRAEM, aparte de la noticia, un debate que ocurrió y, se hizo público fue el tratamiento de las fuentes. Hay que considerar que, si existe una fuente oficial, se puede informar. Si luego se demuestra que es falso ellos quedan en evidencia. Lo mejor es trabajar con fuentes propias para no depender siempre de versiones oficiales que no siempre sean fidedignas o se adapten a la realidad.
Especialmente en aquellas noticias donde se tocan temas sobre violaciones a derechos humanos y que se debe tener cuidado con la información oficial.
Sí, hay que trabajar de la manera más ecuánime e intentar dar la información más real. Las fuentes propias y que estén corroboradas son fundamentales. El trabajo periodístico en ese sentido es casi científico, como una revisión por pares, porque varios periodistas estamos dentro de la misma noticia, intentando llegar la misma información, pero con distintas fuentes. Al final, con todos los datos, lo publicado será mejor revisado. El lector se da cuenta de todo eso.
Los medios locales han recibido críticas por la imparcialidad o especial manejo de información de un candidato frente al otro. Pero, si la noticia es cierta, más allá del medio, hay que tomarle atención.
Hay que tener amplitud de miradas y consumir siempre información de distintos orígenes porque al final tendrás una opinión más formada. Hay medios que tienen quizá mala reputación, pero también sacan primicias periodísticas que, aunque polémicas tienen valor periodístico. Quizá las han utilizado de forma tergiversada – quizá la han utilizado de manera maliciosa – pero el elemento periodístico ya estaba ahí. Otro medio, con el mismo insumo hubiera hecho una información más ponderada, por eso no hay que descartar ningún medio. Finalmente, hay que buscar que el público tenga criterio propio y que intente comparar cómo informa cada medio e incluso cada periodista. No hay que ser muy fanáticos con la información, así será más fácil tener una opinión más formada de lo que ocurre día a día.