Por: Juan Takehara (*)
Además de la compleja situación que viene atravesando el ciudadano en tiempos de cuarentena y estado de emergencia, la crisis también alcanza al sector empresarial – formal e informal – que presentan problemas inmediatos como falta de liquidez, la imposibilidad de pagos y quizá hasta tomar la difícil decisión de cerrar el negocio familiar o emprendimiento pyme. Todavía es pronto para hacer balances con cifras en frío, pero se puede anticipar que los efectos serán catastróficos si no hay un verdadero pacto social entre Empresa-Estado-Consumidor. Para profundizar sobre las posibles consecuencias – y también algunas salidas- conversamos con Percy Marquina, director general de CENTRUM-PUCP.
¿Cómo observa la respuesta de las empresas a la crisis del Covid-19 con los ciudadanos y en especial con los sectores vulnerables?
La ministra de Economía declaró el miércoles 25 que se habían dado medidas de flexibilidad tributaria a las empresas que facturan menos de 21 millones de soles (6 MM de dólares) y que representan el 99% de las empresas del país. Esa es la foto. El MEF confirma así que el tejido empresarial es muy precario y esta emergencia terminará afectando duramente al aparato productivo, a las empresas y a los empleos, que ya de por sí, son precarios. Es lo que estamos viendo, además, en la mayoría de países del mundo. En el Perú tenemos aproximadamente 200 empresas grandes, que facturan más de 200 millones de dólares, es nuestra realidad. Hemos visto respuestas positivas de muchas empresas con aproximaciones variadas; desde aquellas que están en capacidad de colaborar con lo inmediato y directamente con sus colaboradores, otras, la mayoría de las grandes, lo hacen a través de sus gremios y se han puesto a disposición del Estado para sumarse al esfuerzo para los requerimientos que puede tener quien está a cargo de la emergencia. No olvidemos y esto es lo más importante, que el tema central no es el dinero, porque el Estado lo tiene, la política fiscal de los últimos 20 años le permite al gobierno acceder a muchos recursos. Pero nos encontramos otra vez con la propia limitación del Estado de poder llegar y canalizar esos recursos a los que más lo necesitan. Por ahora, el Gobierno les pide a las empresas, como son más rápidas en su ejecución, que compren mascarillas, Kits para hacer las pruebas del Covid 19 o incluso respiradores. Al propio gobierno le cuesta buscar y comprar bien.
¿Qué indicadores debemos tener en cuenta para medir su involucramiento positivo en esta pandemia?
Los indicadores podremos verlos a partir de las distintas industrias. El sector financiero será el gran protagonista, lo está haciendo ahora al operar y canalizar los fondos que el propio Estado destina hacia los más pobres y luego será con su comportamiento frente a los créditos, aplazamientos y tasas. Otro sector es el de la logística alimentaría, su eficiencia para funcionar con los alimentos que requiere la población, sin desabastecimiento ni especulación en los precios y así sucesivamente. La industria del turismo, uno de los motores de nuestra economía va a sufrir mucho, pero están poniendo los hoteles a disposición del MINSA y los restaurantes, sobre todo los más pequeños es muy probable que quiebren.
Estamos observando apoyo de las empresas, en especial en dar dinero o tangibles como productos de primera necesidad a la comunidad, sin embargo, ¿qué otra medida cree conveniente ya para sus propios trabajadores en mantener su seguridad y estabilidad?
Estamos en el debate global entre la salud y la economía, como lo pone en el tapete el propio Bill Gates. La sostenibilidad de las empresas pasa porque logren salir de esta crisis y seguir operando y eso también le interesa al Estado, sino no hay economía que funcione. Pero de otro lado, en este momento lo primero es la salud, por ahora su prioridad es proteger la salud y seguridad de sus propios colaboradores. Y reitero, es poca la filantropía que valga sino se coordina la ayuda con el Estado. La prioridad la pone el Estado. Es un excelente ejemplo de los ODS, el tema de las alianzas, entre las empresas y el Estado. Si una empresa se lanza a una iniciativa descoordinada, podría terminar afectando al resto de la sociedad. El tema de mantener el empleo es un poco más complejo, dependerá mucho de las medidas que dicte el gobierno. Lo estamos viendo en otros países, miles y miles de expedientes de regulación de empleo, debido a que no hay oferta de productos y servicios, por tanto, no funciona la economía.
«Acá no se trata de empresas grandes o pequeñas. Las empresas formales que más trabajadores tienen son las agroexportadoras, los call centers y las de retail. Allí hay cientos de miles de trabajadores con sueldos mínimos o un poco más.»
En el plano ya operativo, se viene observando problemas con las empresas para el cambio del teletrabajo, a pesar que las nuevas tecnologías nos permiten realizar un gran porcentaje de tareas en la casa. ¿hay desconfianza entre el empleador de cómo utiliza su tiempo o falta de estrategia por objetivos?
Es correcto. Nuestras empresas no están preparadas para el teletrabajo. De paso que la ley del teletrabajo no lo incentiva, por eso las empresas no lo han estado utilizando. Sin embargo, esta es también una buena oportunidad para revisar los modelos de la actividad laboral y su relación. La realidad nos ha puesto a prueba. En CENTRUM, a diferencia de otras, Escuelas de Negocios sí hemos estado preparados para un escenario como este, porque es parte de nuestro modelo de enseñanza. Las plataformas digitales son parte de nuestro “Core Business”, de allí que nuestros alumnos no se han visto perjudicados en su actividad académica. Pero en cuanto al resto de las empresas, otra vez, no perdamos de vista nuestro aparato productivo con un 70% de informalidad y dentro de ese 30% formal, las empresas son muy pequeñas. No hemos tenido simulacros para escenarios como éste.
Existe dudas sobre un periodo de despidos o reducción de horas de trabajo, más allá de los temas legales, pensando a nivel de comunicación corporativa ¿cómo deben responder las empresas ante esta situación frente a sus trabajadores?
Van a tener que ser muy transparentes. El gobierno y todos saben que no hay producción, incluso el gobierno ha establecido un subsidio para las empresas, cuyos trabajadores ganan menos de 1,500 soles, porque sabe que no hay posibilidad de mantener los empleos. Acá no se trata de empresas grandes o pequeñas. Las empresas formales que más trabajadores tienen son las agroexportadoras, los call centers y las de retail. Allí hay cientos de miles de trabajadores con sueldos mínimos o un poco más. Si las empresas no operan, ¿quién les puede pagar el sueldo? Probablemente el propio gobierno va a tener que salir a reconocer que el cierre de puestos de trabajo es una responsabilidad del propio gobierno para priorizar la salud, que es más importante. Así lo están haciendo en otros países.
Sobre la relación Estado-Empresas, ¿en qué áreas cree que se puede articular mejor a beneficio de las personas que a su vez son consumidores de los productos y servicios?
Los gremios son los canales naturales de articulación entre el sector empresarial y el Estado. No es la empresa solitaria. Y los gremios los hay de todos los tamaños. Desde la CONFIEP y la SNI, hasta los Gremios de las PYMES. El gremio de los panaderos, los bodegueros, los puestos de los mercados, también tienen articulación y coordinan con el Estado para que sus empresas puedan funcionar y contar con una cadena de suministros que hagan viable sus operaciones. Los gremios grandes, siempre estarán más cerca del Estado para coordinar acciones, incluso en actividades donde el propio Estado no tiene cómo llegar. Por ejemplo, los bancos y cajas rurales.
(*) Integrante del área de Comunicaciones de IDEHPUCP.
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