Las mujeres migrantes también sufren violencia, por Cécile Blouin

De acuerdo a la información de la Organización Internacional para las Migraciones, las mujeres representan a más del 40% de las personas que migran desde Venezuela a Perú[1]. Por ello, es importante y necesario visibilizar las diferencias de género en la experiencia migratoria. En ese sentido, el lunes pasado, el Centro de Atención Psicosocial (CAPS), con el apoyo de la Fundación Panamericana para el Desarrollo (PADF), presentó un diagnóstico sobre la violencia de género en Tumbes y Lima. El estudio abarca a dos poblaciones: mujeres peruanas y mujeres venezolanas, permitiendo visibilizar la realidad de las mujeres migrantes y las posibles diferencias con las mujeres nacionales.
Uno de los resultados más llamativos de este trabajo de investigación está relacionado con el lugar donde se ejerce la violencia que enfrentan las mujeres. Las mujeres venezolanas sufren en mayor proporción la violencia en la vía pública, 45% lo reportan en Tumbes y 34% de ellas en Lima. Mientras que, solo el 7% de ellas reporta violencia familiar en Tumbes y, 12% en Lima.
Estos resultados difieren de la situación de las mujeres peruanas quiénes reportan sufrir mayor violencia en el ámbito familiar, 15% lo reportan en Tumbes y 20% en Lima. Si bien estos hallazgos podrían dejar pensar que las mujeres venezolanas son menos propensas a sufrir violencia por parte de sus parejas, es necesario profundizar en el análisis desde una perspectiva interseccional, es decir desde el análisis de distintas variables tales como el género, la nacionalidad, la raza y la condición migratoria. Por ejemplo, es importante visibilizar las barreras adicionales, tales como el problema de documentación migratoria que enfrentan las mujeres venezolanas víctimas de violencia a la hora de denunciar y acceder a la justicia. En cuanto a la violencia en el ámbito público, en el Estudio sobre Inclusión de Personas Venezolanas en Lima realizado por el Idehpucp, las mujeres venezolanas entrevistadas identifican el acoso callejero como uno de los principales problemas de vivir en Lima debido a la cultura machista existente en el Perú.
Otro tema de especial relevancia en el diagnóstico del CAPS es la violencia sufrida en el ámbito laboral. Se encontró que 22% de las mujeres venezolanas en Lima reportan haber sufrido violencia en el trabajo, mientras que 18% de las mujeres peruanas lo afirman. Nuevamente, se observa en este ámbito situaciones de acoso y violencia: “A una amiga que trabajaba conmigo, el jefe le tomaba fotos a su trasero” (Mujer, 22 años, Independencia, Lima). Otro hallazgo se relaciona con las condiciones laborales a las cuales se ven enfrentadas las mujeres venezolanas: “No le quieren pagar su sueldo”, “En los trabajos mis compañeras me dicen “a ti te pagan 700 soles”, a mí me pagan 900 soles” (Mujer, 30 años, Zarumilla, Tumbes) Es así que estos datos coinciden con lo encontrado en estudios anteriores del Idehpucp y la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Las mujeres venezolanas, por su género, sufren peores condiciones que sus pares masculinos, por ejemplo en cuanto a la remuneración.
Un tercer tema de especial relevancia para entender la realidad de las mujeres que sufren violencia son los impactos psicosociales reportados en el Diagnóstico. Es así que tanto las mujeres peruanas como venezolanas presentan síntomas de depresión y ansiedad. Es interesante ver que los síntomas difieren entre los dos grupos. La desesperanza frente al futuro y la tristeza aparecen como síntomas en el caso de mujeres venezolanas. Ello también se identificó en el Estudio del Idehpucp: de 10 personas venezolanas encuestadas, 8 afirmaron que ellas mismas o algún familiar habían experimentado sentimientos de tristeza por largos periodos de tiempo (83%), o que habían padecido estrés y preocupaciones constantes (77%).
Como se ha podido observar, si bien la violencia de género es sufrida por todas las mujeres, existen diferencias entre mujeres peruanas y venezolanas que no solo deben ser identificadas, sino entendidas desde una mirada interseccional. Por ello, se espera que cada vez más haya estudios sobre la migración que parten de una mirada de género y, así permiten acercarnos a la realidad de las mujeres venezolanas en el Perú.
[1] Organización Internacional para las Migraciones 2019 DTM ronda 5 abril 2019 Consulta: 2 de septiembre de 2019 https://displacement.iom.int/system/tdf/reports/DTM_MIGRACIONVENEZUELA_R5_2019.pdf?file=1&type=node&id=5636
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1 Comentarios:

Humberto Torres Bustamante
El artículo presentado y el estudio estadístico que le sirven de sustento, tienen un sesgo que no ayuda a un diagnóstico integral de la problemática.
En primer lugar, se victimiza a la mujer venezolana pero no se dice nada respecto a que ellas son también, al igual que sus pares masculinos, agentes de violencia directa o indirecta contra hombres peruanos. Siempre detrás de un agresor venezolano hay una agresora que actúa con tanta o más saña o agresividad. El problema con el enfoque de género es que, por lo general, siempre quiere ver víctimas y nunca o casi nunca, victimarias.
En segundo lugar, se dice que la mujer venezolana es víctima de discriminación económica porque ganan menos que los hombres y que el promedio de sus ingresos estaría muy por debajo del sueldo mínimo.
Esto al parecer no resultaría ser tan cierto, porque hay una realidad que se está presentando cada vez con mayor fuerza y que el informe no contempla. Es el problema de la prostitución femenina. Me parece y sin temor a equivocarme que en la actualidad son muchísimas (miles de miles) que están metidas de manera directa u indirecta en la prostitución.
En ese mundo, los ingresos suelen superar en varios cientos, el SMV. No sé cuál es la metodología empleada para escoger a ese universo que sirve para la muestra, pero no creo que todas ellas sean -dicho con todo respeto-, «virgen Marías o madres Teresas» . De hecho ha tenido que haber en dicha encuesta, mujeres venezolanas que están dedicadas a este oficio y que no lo declaran.
Por ello es que digo que a dicho estudio le ha faltado profundizar más en esta problemática, para determinar más acertadamente, entre otros, problemas como el nivel de ingresos de esta población.