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Notas informativas 24 de junio de 2021

El día martes 22, en el marco del XVI Encuentro de derechos humanos, se realizó la conferencia “200 años de Memoria: Tensiones entre la historiografía y la legitimidad”, con la participación de los ponentes: Ramón Pajuelo, antropólogo, magister en Historia e investigador del IEP; Claudia Rosas, doctora en Historia y docente PUCP; y Oswaldo Bolo Varela, magister en Estudios Culturales y docente de la UNMSM. Félix Reátegui, asesor e investigador principal del IDEHPUCP moderó la mesa.

Ramón Pajuelo: “la historia anteriormente tenía un afán de verosimilitud, ahora es un intento de interpretación del pasado”.

El antropólogo Ramón Pajuelo inició su exposición recordando que en las últimas décadas se ha observado una revolución en el discurso de “memorias”, en el sentido que ya no busca un objetivismo que define los hechos o los datos de la historia, sino más bien busca “interpretar y contextualizar el paso de la misma”.

Asimismo, a partir de un análisis de la pieza teatral “Con-Memoria” – realizada por Yuayachkani especialmente para el Encuentro – el ponente relacionó la figura del personaje del ángel Benjamín con el reto de pensar el bicentenario de manera crítica, desde la voz de los olvidados o víctimas de la historia. “El ángel encarna la posibilidad de la construcción de un discurso histórico crítico del bicentenario, pero cargado de memoria y esperanza”, enfatizó.

Sobre las relaciones entre historia y memoria, comentó que existe una relación de tensión entre ambas, pero también existen posibles diálogos que se deben construir. Por un lado – indicó – “la historia anteriormente tenía un afán de verosimilitud, con pretensión objetiva, sin embargo, ahora es un intento de interpretación del pasado”. Por el lado de la memoria, consideró que ésta tiene el intento de buscar explicaciones de por qué ocurrieron las cosas en el pasado. “La memoria busca reconocimiento, justicia, verdad y representación cuando es construida por las víctimas”, acentuó.

Pajuelo finalizó destacando que las representaciones en el del Perú, son muchas, fragmentadas pero “son del Perú, sea como recuerdo de lo lacerado o como del éxito. Sigue latiendo una promesa de igualdad y democracia”, sentenció.

Claudia Rosas: “No solo es mirar la historia desde arriba sino desde abajo”

Claudia Rosas, por su parte, explicó que la llamada narrativa de la ‘historia oficial’ que en el pasado buscaba ser homogénea en función de brindar una justificación y legitimación a la raíz del Estado es problemática pues, “al ser construida por los poderosos, varios sectores fueron excluidos de la historiografía”. De esta manera se ha ido invisibilizando su rol como agentes de la historia, o se ha estereotipado las narrativas en torno a grupos como pueblos amazónicos, los afro-descendientes, la población indígena o las mujeres.

Sobre las últimas décadas del siglo XX, destaca el surgimiento de una mayor conciencia social sobre la diversidad del país y una búsqueda de historia heterogénea, pero “aún existe un divorcio entre la investigación académica y gran parte de la sociedad”. Rosas consideró que existe una historiografía inclusiva en el sentido que ésta debe ser heterogénea, para que “la gente sea vea reflejada y representada”.

En la actualidad, se vive un periodo de “posverdad”, advierte, y que se debe exigir a prestar más atención tanto a la investigación como verificación de información.

Así mismo, consideró de suma importancia comprender el pasado como un elemento que influye en momentos específicos: como ejemplo, rememoró la declaración de San Martín, importante para la Nación pero que debe entenderse como parte de un evento pues más  determinante fue la batalla de Ayacucho.

Rosas también enumeró los problemas que tiene el país cuando intenta abordad de manera multi e interdisciplinaria las visiones clásicas de la historia. Como ejemplo, señaló primero el sufragio femenino, el cual antes era interpretado como una dádiva que se les debía dar a las mujeres borrando con este hecho la lucha y agencia de estas para obtener este derecho. “No solo es mirar la historia desde arriba sino desde abajo”, enfatizó. Y segundo mencionó la abolición de la esclavitud, recordando que los propios esclavos participaron para la erosión del sistema esclavista.

“La nación es el plebiscito cotidiano, que todos sus miembros quieran formar parte de la nación, permite entender por qué la necesidad de incluir las historias, que no sea al unísono”, finalizó.

Oswaldo Bolo: «debemos pensar en las representaciones heterogéneas, incluso en conflicto, de la violencia histórica más mediata»

El tercer ponente fue Oswaldo Bolo quien recalcó que a pesar de que hace 20 años se acabó oficialmente el conflicto armado interno, muchas causas que lo generaron siguen presentes (la desigualdad económica, el racismo, etc.) “y así seguimos repitiendo y reviviendo el trauma, no existe separado el llamado ‘pasado’”, señaló.

Es importante, para Bolo, que debamos pensar en las representaciones heterogéneas, incluso en conflicto, de la violencia histórica más mediata, cuyas secuelas se siguen viviendo incluso en el actual contexto electoral.

Cuando se habla del sentido heterogéneo, es hablar de “las memorias y discursos sobre lo que pasó”.

Considera que en la actualidad se está viviendo una llamada “memoria salvadora”, la cual propone al fujimorismo o a Alberto Fujimori como el salvador de la patria, quien liberó al Perú del terrorismo y nos salvó de la crisis económica. Donde siempre las Fuerzas Armadas son héroes y su lucha contrasubversiva es legítima. Este tipo de memoria posee como herramienta para su validación el llamado ”terruqueo”, que es – para este grupo – un tipo de Memoria peligrosa, que es perversa y ortodoxa. Todo esto “alrededor de un sentido de independencia, peligrosamente más viva que nunca. Hay que estar alertas”, consideró.

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