Por: Juan Takehara (*)
Mientras el proceso de vacunación sigue en marcha, la atención recae, cada vez más, en los candidatos a la presidencia. A diario observamos una serie de gestos entre ambos que buscan captar el porcentaje de indecisos. Sobre sus últimos actos como el frustrado debate del sábado pasado o la firma de proclamas prometiendo mantener el sistema democrático, conversamos con el politólogo Mauricio Zavaleta.
El sábado pasado observamos cómo, de un desaprovechado debate entre Keiko Fujimori y Pedro Castillo, pasamos a ver un mitin de Fuerza Popular en señal abierta. Aunque ambos candidatos no aparecieron juntos, ¿qué objetivos lograron en este fallido encuentro?
Lo que vimos el sábado pasado ha sido lamentable en ambos lados. Primero quisiera comenzar por Pedro Castillo. Efectivamente, reta durante un mitin a la señora Fujimori, pero en realidad la intención era humillarla al decir que el debate sea donde estuvo ella, es decir, en el penal de Santa Mónica. Hacer eso no es correcto en democracia. La otra parte tiene un legítimo derecho de participar en elecciones. Luego, por el lado de la señora Fujimori, ella termina aprovechando esta foto sin Castillo para hacer un espectáculo. No nos ha dado mayores detalles sobre su plan de gobierno, al final le sirvió para hacer un show digno de «Laura en América». Todo eso nos recuerda las dudas sobre ella. Justamente se cumplen diez años de la muerte de Carlos Iván Degregori, parte de su argumento era que la antipolítica es la concepción de un espectáculo y eso es lo que vimos. Además, aparece su hermano Kenji al lado, sabiendo el nivel de enfrentamiento al que se llegó y ahora los vemos en una reconciliación lacrimógena en vivo. El tercer punto es el rol de los medios de comunicación. Lo que observamos fue básicamente a los canales televisivos transmitir el espectáculo de la señora Fujimori. Todo esto nos da a pensar en cuál es el rol que están jugando los medios de señal abierta, cuál es la apuesta y si es que están tomando una posición neutral. Solamente en el caso de Latina, fue el único canal o de los pocos que transmitieron el mensaje de Castillo.
«Si estamos hablando de una diferencia de 3 puntos en disputa, esos puntos sí pueden estar vinculados a esta demanda del sector más centrista, que no quiere ni a Keiko Fujimori ni a Pedro Castillo y que está viendo qué candidatos les genera mayores garantías».
Al menos cubrieron parte de su mitin cuando apareció en Gamarra.
Sí, pero hay una diferencia clara en las dos coberturas. Los candidatos y la prensa han terminado construyendo un espectáculo lamentable y, en el caso de los medios de comunicación, buscan favorecer a la candidata Fujimori.
Pero, ¿todo este show mediático del sábado podría ayudarla a conectar con más personas?
Te diría que, a pesar de todo, puede que sí. Porque a Castillo lo vemos errático y a la señora Fujimori hacer su evento. Digamos que le dieron la cancha más o menos libre para hacer su espectáculo. Esto de organizarlo fuera del penal simbólicamente nos pretende decir que es una persona sensible, que ella estuvo ahí y que eso la transformó, que ha cambiado. De repente aparece el hermano llorando, la perdona y finalmente se abrazan. Creo que eso podría tener un efecto positivo porque en el pasado ella manejaba una imagen de persona dura, justamente el punto más alto es cuando echa «a las vías del tren» a su propio hermano. Y esta verdadera o supuesta reconciliación puede terminar resultando humanizante para una candidata que ha sido vista como corrupta o vinculada a la corrupción, que es implacable en términos políticos, y que quiere el poder a toda costa.
Esta reconciliación con su hermano podría interpretarse como un gesto a repetir con otros adversarios, un mensaje similar al «perdono a todos» que hizo García como candidato.
Sin duda, ese discurso del 2001 cuando vuelve al país y dice «los perdono en nombre del Perú». Buscar ser una especie de Ícaro, que voló muy alto, cayó en la cárcel y ahora está absuelto. Una suerte de narrativa de la redención. Eso puede funcionarle en tanto haya cobertura mediática, que es desigual frente a Castillo y la forma cómo te presentas, donde ella muestra esta narrativa frente al desorden del otro candidato que habla con el megáfono con ideas dispersas y sin saber qué busca presentar. Hay un mensaje quizá más claro en Fuerza Popular.
Estos pedidos de que se presente equipos técnicos, se dé garantías democráticas y se explique los planes de gobierno ¿son peticiones solamente de las instituciones o la academia o también son reclamos de la ciudadanía que todavía no define su voto?
No es una demanda particularmente popular sino más bien de una élite académica y profesional vinculada a muchos servidores públicos y funcionarios o personas que trabajan en el sector no gubernamental. Lo que sí creo es que, cada vez que la brecha sea más corta, ese sector importa más. Si estamos hablando de una diferencia de 3 puntos en disputa, esos puntos sí pueden estar vinculados a esta demanda del sector más centrista, que no quiere ni a Fujimori ni a Castillo y que está viendo qué candidatos les genera mayores garantías. Desde un inicio el candidato de quien se está esperando más muestras de coherencia para poder apoyarlo es Castillo. Vemos un electorado ahí que no es muy amplio pero que en contexto de segunda vuelta sí importa. Son electores del Partido Morado o de Juntos por el Perú que no están convencidos de elegir a Castillo pero que no quieren votar por Fujimori, tal vez aparezca el electorado que estaba con Forsyth, son votantes que están esperando moderación y la presentación de un equipo más consolidado. Si Castillo logra arroparse de un equipo más o menos técnico, hay un sector pequeño de electores que por eso le daría su voto. Y en una segunda vuelta muy pegada eso podría ser la diferencia.
«Los votos de Perú Libre son principalmente de Castillo y no de Vladimir Cerrón. Es un voto que se ha construido con parte del magisterio, votos de base en comunidades campesinas y en el sector rural».
Aunque no hubo encuentro el sábado, sí aparecieron juntos el lunes para firmar la Proclama Democrática. ¿Cómo influye este tipo de compromisos frente a los votantes?
A menos que sean candidatos cuyo caudal sea arrasador, siempre se espera que los postulantes tengan gestos y puedan tender la mano hacia sectores que los ven con desconfianza. Esto sucede en toda democracia. En un sistema un poco más institucional que el nuestro, estos gestos tendrían un peso más importante porque está empeñada la palabra de una persona. En especial de quien no tiene una trayectoria tan conocida. Estoy pensando en Pedro Castillo específicamente, cuyo paso previo en política electoral fue solo como candidato a una alcaldía distrital. En el caso de Keiko Fujimori, tienes una candidata que claramente ha quebrado sus promesas y hemos visto cómo por el control del poder puede olvidarse de cualquier regla básica de juego. En nuestra realidad con candidatos que generan dudas, estos actos se vuelven a la vez más importantes para el sector que ya mencionamos, los minoritarios, pero son también promesas fáciles de romper. Nada garantiza que terminen incumpliendo lo que dicen. Lo peor es que no deberíamos estar pidiéndoles gestos mínimos, que son no quedarse por más años, ni quebrantar las principales instituciones. Todo eso debería estar dado por sentado. El problema es que los costos por romper esos compromisos terminan siendo muy bajos. Son compromisos sin mayor confianza.
Lo que puede dar confianza, para un sector, es que Pedro Castillo se mueva más al centro alejándose de Vladimir Cerrón.
Ambos candidatos tienen margen relativamente amplio para irse más al centro e incluso más posibilidad la tiene Castillo porque cuenta con la suerte de tener al frente una candidata muy impopular. El antivoto de Keiko Fujimori es el de los más altos. Existe mucha gente que la ven con desconfianza, pero la prefieren a un Castillo digamos más «radical», pero si se va más al centro no es que ellos vayan a votar por Keiko o en blanco. Sobre el tema Cerrón, diría que los votos de Perú Libre son principalmente de Castillo y no de Vladimir Cerrón. Tal vez alguna influencia tendrá Perú Libre en Junín en la campaña y en los votos, pero el voto sureño es un voto de Pedro Castillo. Es un voto que se ha construido con parte del magisterio, votos de base en comunidades campesinas, en el sector rural. Ha ganado por sus votos y no por los de Cerrón, quien es más conocido en Junín que en el sur o en el resto del país.
En el caso Keiko Fujimori, no ha habido niveles de exigencia tan amplios. ¿Qué tanto puede afectarla si se le muestra como alguien muy cercana a los medios o a las grandes corporaciones?
Efectivamente, en el caso de Fujimori no se le está pidiendo gran cosa. Sus impulsores más fervientes en esta segunda vuelta han sido el sector empresarial y los medios de comunicación – en términos poblacionales el sector socioeconómico A y parte del B – que quieren que ella los salve del supuesto peligro del comunismo, y están dispuestos a votar por ella sin que importe si su gobierno es autoritario. Para ese grupo lo central es que no arruine la economía. Ese es el cálculo claro. Respecto a cómo reaccionaría la ciudadanía ante este tipo de apoyo, la verdad es que ha habido muchos candidatos que han tenido medios en contra y finalmente recibieron soporte, pero también creo que en este contexto donde los dos candidatos terminan sumando poco más del 30% de los votos válidos, para el otro gran grupo de indecisos esta campaña de miedo ha tenido algún efecto. Pero también creo, y esto es responsabilidad de Perú Libre, que la campaña es un total desorden. No tienen plan. Llegaron a segunda vuelta sin esperarlo. La mejor muestra es que ni siquiera se tomaron el tiempo de actualizar el plan de gobierno. En un medio nacional el candidato dice una cosa y luego va a una plaza a decir otra. Eso sí ha calado. Se ve a un candidato al que le llegó la pelota y no sabe qué hacer frente al arco. Esta situación permite que algunos pienses: “si este señor no sabe qué hacer, la propuesta de Keiko no se ve tan mal”. Me parece que por ahí estaría el cálculo de sectores indecisos.
La campaña está siendo tan caótica y desordenada como lo ha sido el país en los dos últimos años.
Sí, la gente no ha prestado mucha atención a las elecciones. Recién todo se está encendiendo a partir de la segunda vuelta. Hace unos meses la gente pensaba en cómo sobrevivir y en el miedo a perder a sus familiares. Ahora tenemos un partido como Fuerza Popular que ya tiene varias segundas vueltas, lo que le da experiencia. Saben en general cómo hacer campaña. En Castillo vemos un partido dividido, con un candidato que no ha participado en elecciones nacionales. Todo eso se ha notado. La campaña del miedo es un factor, sobre todo en sectores B y C, pero la improvisación de Castillo es también otro factor que pesa en la evaluación de los votantes.
(*) Integrante del área de Comunicaciones.
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