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Editorial 8 de diciembre de 2020

Este 10 de diciembre se celebra el Día Internacional de los Derechos Humanos. Esta fecha de recordación fue instaurada hace setenta años, en 1950, para conmemorar la Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas dos años antes.

En estas siete décadas el mundo ha conocido innegables avances para afirmar los derechos inalienables de todos los seres humanos. Al mismo tiempo, es inocultable que todo lo hecho es insuficiente y que la vigencia universal de los derechos humanos es todavía una meta por alcanzar, un horizonte hacia el cual seguir caminando. La violencia, la pobreza, la discriminación, la desigualdad, el autoritarismo y otras situaciones continúan vigentes como amenazas permanentes contra la dignidad humana.

«La pandemia ha puesto en evidencia y al mismo tiempo profundizado las diversas formas de vulnerabilidad humana existentes en todos los países del mundo, incluso en aquellos que tienen altos estándares de calidad de vida.»

Este año, la conmemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos está enfocada, como es natural en la emergencia mundial generada por la pandemia de Covid-19. Esta es original y principalmente una crisis de salud. Iniciada hace un año, la pandemia ha causado ya más de un millón y medio de muertes alrededor del mundo. Casi setenta millones de personas han contraído la enfermedad. Sin embargo, siendo una crisis sanitaria, es también una crisis multidimensional. La pandemia ha puesto en evidencia y al mismo tiempo profundizado las diversas formas de vulnerabilidad humana existentes en todos los países del mundo, incluso en aquellos que tienen altos estándares de calidad de vida.

Por ello, al enfocar esta fecha conmemorativa en los estragos de la pandemia, emergen de manera muy notoria algunas tareas clave para la defensa y promoción de los derechos humanos en el mundo, no solamente en relación con la crisis presente sino de manera general y permanente.

Estas tareas consisten en redoblar los esfuerzos por poner fin a la discriminación de todo orden todavía subsistente e incluso prevalente en muchas partes del mundo; atacar los factores de desigualdad, para lo cual es fundamental poner el acento sobre los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales; impulsar la participación y la solidaridad, y promover el desarrollo humano.

No cabe ignorar, por otro lado, que el avance en estas tareas demanda restaurar el espíritu y los marcos institucionales de cooperación internacional, que han sido singularmente afectados por las corrientes nacionalistas surgidas en diversas regiones del mundo. El ideal de los derechos humanos es un ideal internacionalista por definición. En esta fecha cabe también expresar la esperanza de que el mundo recupere esa tendencia al entendimiento entre naciones que fue una piedra de toque para la Declaración Universal de los Derechos Humanos hace setenta y dos años.


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