Ir al contenido principal Ir al menú principal Ir al pie de página
Notas informativas 6 de julio de 2021

En pleno Bicentenario de la Independencia, Perú se perfila como un país fracturado que tiene una deuda con su diversidad cultural y lingüística. En efecto, cuenta con una gran multiplicidad de culturas aborígenes a quienes, aun reconociéndoles sus derechos en el plano legal, se estigmatiza y se las deja de lado. De este modo, la consideración de los derechos lingüísticos como derechos humanos no debe contemplar solamente el rescate de una práctica lingüística, sino -y sobre todo- debe proponerse una verdadera integración de los hablantes y sus necesidades. En esa línea, el Centro de Documentación del IDEHPUCP sugiere la siguiente lista de lecturas recomendadas para adentrarnos en la complejidad detrás de los derechos lingüísticos y los problemas que acarrea una mirada parcial del fenómeno.

En el año 1996 en el marco de la Conferencia Mundial de Derechos Lingüísticos, se reunieron en Barcelona 61 ONG, 41 Centros de Poetas, Ensayistas y Novelistas (PEN) y 40 expertos en el derecho lingüístico de todo el mundo. En dicha asamblea, se aprobó la Declaración Universal de Derechos Lingüísticos poniendo sobre la mesa una nueva línea de trabajo para el reconocimiento del derecho de toda comunidad a “dar forma a la vida en su lengua propia y en todos los ámbitos” (1998). Más aún, su importancia radica en la consideración de que, lejos de ser un problema meramente del lenguaje, contiene implicancias en otros derechos humanos. De esta manera, el presente tratado expone el proceso detrás de dicha aprobación y las diversas aristas que se tuvieron en cuenta en la redacción del documento final. Asimismo, recoge de manera breve y sintética el apoyo de diversas personalidades cuyos temas de trabajo resultan afines a la propuesta como, por ejemplo, el comentario de Noam Chosmky, Nelson Rolihlahia Mandela, Dalai Lama, entre otros más.


El libro escrito por Stephan May, profesor en la Escuela de Educación Indígena y Māori en la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda), fue publicado por primera vez en el año 2000, pero comenzado antes de la aprobación de los Derechos Lingüísticos durante el año 1994. En este, el autor presenta la relación problemática que existe entre las lenguas mayoritarias y las minoritarias, pues no se trata de una decisión abstracta, sino de una comunidad de hablantes que vive y lucha por ser parte de un Estado-nación que los proteja y reconozca. En ese sentido, May describe el proceso usual al que se ven sometidas las lenguas aborígenes; a saber, el proceso donde los hablantes de lenguas minoritarias se ven en la necesidad de aprender el lenguaje dominante; el proceso de bilingüismo donde las nuevas generaciones van lentamente dejando de usar su lengua nativa; y, finalmente, después de dos o tres generaciones, se produce el reemplazo total por la lengua dominante. No obstante, al mismo tiempo, May afirma que la solución no radica en un reconocimiento sobre un determinado grupo social —que puede recaer en la reproducción de un estigma histórico— sino en la legitimación e institucionalización de las lenguas y sus hablantes.


En el presente libro, Jane Freeland y Donna Patrick recogen 14 ensayos que formaron parte del Simposio de Sociolingüística en la Universidad de Gante (Bélgica) durante el 2002. En este, se busca exponer la relación coexistente entre los derechos lingüísticos y la supervivencia de las lenguas. Los escritos visibilizan (1) las movilizaciones que han habido por parte de minorías lingüísticas por ganar reconocimiento material y simbólico, (2) los contextos transnacionales que en donde las lenguas están implicadas en los acuerdos políticos y económicos, y (3) los contextos en los que una lengua local puede ser considerada valiosa. Así, el libro muestra los procesos históricos y políticos que “han dado forma y función a la lengua, y han creado relaciones cambiantes entre lenguaje, identidad, poder y significados socioculturales” (2004).


El libro editado por Susana de los Heros, Mercedes Niño-Murcia y Virginia Zavala recoge un conjunto de artículos con un enfoque etnográfico y crítico. De este modo, este propone repensar el vínculo entre lo lingüístico y lo social, y las concepciones que, muchas veces irreconciliables, conviven en una misma sociedad. En esta línea, el carácter interdisciplinario del fenómeno lleva a las autoras a considerar la dimensión glotopolítica de nuestra región y las propuestas realizadas hasta el momento. Asimismo, para visibilizar el complejo espectro detrás del concepto de sociolingüística, se realiza un recorrido histórico alrededor de los diferentes modelos teóricos que se desarrollaron desde la década de los sesenta. Estas propuestas han tenido como finalidad el estudio de instancias concretas y también de la dimensión ideológica del lenguaje.


En el presente artículo, Virginia Zavala aborda la situación del derecho lingüístico a partir de una de sus investigaciones etnográficas desarrolladas en el Perú. En esta, la autora reconoce que, aunque nos encontramos en un territorio que cuenta con 48 lenguas registradas, las medidas tomadas por el Estado para promover y proteger la supervivencia de la gran mayoría de estas son aún insuficientes. Asimismo, los programas llevados a cabo en el marco de esta problemática, concentran sus esfuerzos en rescatar una práctica lingüística a costo de exotizar a sus hablantes y reproducir el discurso de otredad. De este modo, lejos de salvaguardar los derechos y el bienestar de los hablantes de lenguajes minoritarias, terminan construyendo un vínculo estático entre la lengua y el territorio, invisibilizando con ello el nuevo contexto de movilidad humana dentro de nuestro país y las necesidades de las nuevas generaciones. Con ello, Zavala subraya la necesidad de una mirada integral que enfrente el problema desde su historicidad y colabore con la emancipación, no de la lengua, sino de los hablantes que la mantienen viva.