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Opinión 28 de marzo de 2016

Las mejores fuentes de reclutamiento son los europeos pobres de orígen musulman y sobre todo árabe. ¿Por qué son captados? Porque muchos se sienten excluídos de la sociedad, o porque siendo perfectamente integrados descubren una «causa» por la cual luchar y hasta morir. El proceso no es muy diferente del que siguieron los mandos del Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso, reclutando a jóvenes de origen andino para su «guerra popular». Las ideologías de muerte del islamismo en su versión contemporánea y las de partidos comunistas son muy cercanas: ambas pretenden transformar las sociedades por la violencia brutal y sanguinaria para instaurar «sociedades perfectas». Es decir sociedades totalitarias donde sólo los dirigentes detienen la verdad y controlan la vida de los sujetos. El «califato islámico», que implica un retorno a la «época dorada del profeta Mahoma», y la sociedad comunista, que implica la ausencia de clases, son las caras contemporáneas (junto con el fascismo) del totalitarismo como ideología delirante de partidarios de la violencia extrema[1].

Los autores de los atentados en Bruselas: jóvenes europeos de origen árabe

Uno de los terroristas suicidas del aeropuerto de Bruselas ha sido identificado como Najim Laachraoui, quien usaba el nombre falso de Soufiane Kayal (Libération del 24 de marzo). Nacido en Marruecos, emigrado a Bélgica, y con nacionalidad belga, este hombre tenía sólo 24 años y ya era considerado como un mando del Estado Islámico. La policía francesa considera que fue uno de los principales organizadores de los atentados del 13 de noviembre en Paris[2]. Najim realizó sus estudios en un colegio católico del barrio burgués Schaerbeek de Bruselas y era considerado como un buen alumno. Luego realizó estudios de electromecánica, que le deben haber servido para fabricar las bombas de Paris. Desde 2009 entró en la nebulosa yihadista-terrorista belga y su nombre aparece en el dossier del atentado contra la mezquita El Husein de El Cairo del 22 de febrero de 2009. Tambien tenía contactos con un yihadista belga (Chakir El Khattabi), que era amigo de Mohamed Dahmani, capturado el 16 de noviembre en Turquía por haber participado en los atentados de Paris. Todos ellos tenían relaciones con Salah Abdeslam, otro miembro de la célula que cometió los atentados de Paris y que acaba de ser capturado, el 15 de marzo, en Bruselas.

Najim fue uno de los primeros que partió a Siria desde Bruselas en febrero de 2013  respondiendo al llamado del Estado Islámico, adoptando el nombre de «Abou Idriss». La policía europea lanzo una orden de captura contra este sujeto el 18 de marzo de 2014. En febrero de 2016 Najim fue juzgado por contumancia por haber organizado reclutamientos de «combatientes» del EI. El procurador pidió 15 años de prisión y la sentencia se esperaba para mayo. Tambien se ha establecido que Najim fue uno de los principales organizadores de los atentados de Paris, junto con Abdeslam ; ambos atravesaron la frontera austro-húngara el 9 de setiembre de 2015 con nombres falsos. La policía francesa ha encontrado rastros del ADN de Najim en las cinturas de explosivos utilizadas en los atentados del Bataclan y del Estadio de Francia. La última imagen que se tiene de Najim es la que se captó en el aeropuerto, al lado de Ibrahim El Bakraoui y de un tercer hombre que aún no ha sido identificado.

Los dos otros terroristas eran personas que han purgado penas de prisión por delitos comunes, los hermanos Ibrahim y Khalid El Bakraoui. Ibrahim fue uno de los dos terroristas suicidas en el aeropuerto de Bruselas, y su hermano se hizo explotar en el metro de la estación Maelbeek. En enero de 2010 Ibrahim, que tenía 24 años, participó en un ataque a mano armada de un local de cambio en pleno centro de Bruselas con otros dos delincuentes. En la fuga un policía recibio tres balas de los ladrones. Ibrahim fue condenado a 9 años de prisión. En 2011, su hermano Khalid fue condenado a 5 años de prision por robo a mano armada. No se sabe en que condiciones fueron liberados, la justicia belga ha cometido muchos errores y lo reconocen.

Los dos hermanos se han «radicalizado» en la cárcel, lo cual no es una novedad. Los lazos entre los delincuentes y el islamismo extremista es una constante en los últimos años. Esto se explica en gran parte por la situación desastrosa de las prisiones en Europa, sobre todo en Francia, donde la población penitenciaria está muy por encima de la capacidad de acogida que tienen los centros carcelarios. Los presos acusados de terrorismo no pueden estar totalmente aislados de los presos comunes y los mandos islamistas aprovechan de esta situación para reclutar al maximo de jóvenes delincuentes y convencerlos de consagrar sus vidas al «yihadismo», a la guerra santa contra los «infieles Occidentales» que estan atacando sus correligionarios en Siria e Irak. Actualmente, según el periódico Le Monde, se estima que el EI ha formado al menos 400 yihadistas para perpetrar atentados en Europa, escogiendo lugares donde se puedan asesinar al mayor número de personas (aeropuertos, estadios, mercados).

La otra variable que se repite es la participación conjunta de hermanos en los últimos atentados europeos. Los hermanos Kouachi prepararon los atentados de Paris del 13 de noviembre 2015, junto con los hermanos Abdeslam, y los hermanos El Bakraoui en los de Bruselas. En realidad esto tiene poco que ver con el yihadismo y está mas bien ligado a la entrada conjunta de hermanos en el mundo de la delincuencia. Hay una relación familiar entre los miembros de las mafias y los  traficantes de droga.

El contexto actual de la guerra en el Oriente Medio y en Europa

La situación actual de la expansión del terrorismo islámico es muy compleja pues pone en relación situaciones radicalmente diferentes en un mismo espacio europeo y en el Oriente Medio. Lo que es evidente es que estas regiones del mundo atraviesan un período de guerra totalmente inédito pues en Europa se trata de un conflicto que opone grupos terroristas a la sociedad y a los Estados, ligada a la guerra abierta en Siria e Irak que opone el EI a los ejércitos nacionales y a milicias civiles. Las repercusiones de esta situación, que empeora desde junio de 2014, se dejan sentir en muchos países europeos, en el Norte del Africa, en Africa, en Irán, en Arabia Saudita, en Yemén y en Turquía. En ese marco de violencia y de muerte, millones de personas tratan de escapar a las guerras y busca refugio en Europa, lo cual hace todavía más compleja la situación actual en estas regiones del mundo.

El enemigo interno: los candidatos al terrorismo

El «enemigo interno» es representado por la población de origen árabe y/o musulman (africanos, asiáticos), que ha sido y sigue siendo excluída de las naciones europeas en un contexto de post-colonialismo patente. La presencia de antiguos «colonizados» en el suelo francés, o de musulmanes turcos en Alemania, para citar sólo esos dos casos, es una fuente de tensión constante, sobre todo después de los atentados del 11 de setiembre de 2001. Los jóvenes musulmanes se sienten europeos, pero son discriminados, sobre todo en el campo laboral y, sin esperanzas de mejorar su situación, caen fácilmente en la delincuencia. Y luego son captados por los mandos terroristas que les proponen una «causa» por la cual vivir y morir. Hay que precisar sin embargo que muchos europeos de origen arabe y/o musulman no siguen ese camino donde la muerte ya está anunciada, y logran integrarse a sus sociedades de adopción con mucho éxito. Por ejemplo, actualmente en Francia hay dos Ministras, de Trabajo y de Educación, de origen marroquí, ex-alumnas de la Escuela de administración estatal, la más prestigiosa del país. Dicho esto, la exclusión de los Europeos de segunda o tercera generación, que siguen siendo percibidos como «extranjeros», es un problema real en toda Europa, sobre todo después de la crisis financiera de 2008 que ha arruinado o precarizado a millones de personas. El problema identitario es una fuente de tensión permanente.

La restructuración de los países árabes y las guerras actuales

La restructuración de los países árabes del Oriente Medio y del Maghreb, que empezaron en los años 80, fueron agravadas después de los años 90-2000 por las guerras civiles (Argelia, Irak, Libia, Yemén), y más tarde por la emergencia de sociedades civiles que exigen democracia y libertades (Egipto, Túnez, Siria). Esta crisis tiene efectos directos en los 28 países de la Unión Europea, pero también en Turquía. No sólo por la cercanía geográfica, sino sobre todo porque desde los años 90 los Estados Unidos y sus aliados europeos están interviniendo militarmente en Irak, en Afganistán y en otros países cercanos. Y Francia interviene con su ejército en Mali para luchas contra la rama de Al-Qaeda en el Maghreb islámico (AQMI).

En efecto, los «Occidentales» están en guerra contra los terroristas islámicos desde hace 30 años, y la violencia de la guerra tenía que llegar al continente europeo tarde o temprano. El drama es que los ataques se producen contra civiles y en zonas urbanas, para causar el mayor nulmero de muertos, una estrategia típica de las guerrillas urbanas, que hemos conocido en el Perú entre 1980 y 2000. Las represalias han llegado primero de Al-Qaeda, y luego de la desaparición del Estado en Irak, y de la represión brutal y sanguinaria de los movimientos democráticos en Siria por Bachar Al-Assad, los ataques vienen del Estado Islámico (EI).

El EI se distingue radicalmente de Al-Qaeda en sus objetivos de recrear un califato musulmán, pero ambas organizaciones terroristas comparten su odio por los Occidentales y anuncian la creación de una «sociedad perfecta», de un «hombre nuevo», al final de la hécatombe de violencia. El EI tiene una riqueza financiera debida a su explotacion del petroleo iraki, y un acceso al mercado internacional de armas que Al-Qaeda nunca tuvo, por ello esta organización representa un peligro de violencia terrorista inédito. Tanto en el Oriente Medio, en Europa y en otros países occidentales (Estados Unidos), como en el Magreb (Túnez, Algeria, Marruecos, Mauritania, Egipto), en Indonesia y en otros países africanos (Niger, Mali, Burkina, Costa de Marfil), que están sufriendo tambien atentados organizados por las antenas locales de Al-Qaeda en el Magreb islámico (AQMI), y de Boko Haram (Nigeria). Según el periódico Libération (23 de marzo) en el 2014 hubieron 33,000 muertos víctimas del terrorismo islámico en el mundo. Se estima que las cifras trágicas séran mayores en 2015 y en este año.

Para complejizar aún mas la situación, la participación de Rusia en el conflicto sirio, su apoyo al gobierno de Al-Assad, ha impedido un acuerdo entre los países de la Coalición occidental para intervenir en Siria y lograr el cese del fuego y el retorno a la paz. Los muertos desde 2001 se estiman a más de 200 mil. Actualmente hay negociaciones de paz entre el régimen sirio y la oposición, la ONU propone une cese del fuego y la instalación de un gobierno de transición dentro de 6 meses, pero no se llega a ningún acuerdo sobre el destino final de Bachar Al-Assad.

La guerra civil en Irak ha despertado también las reivindicaciones de los Kurdos, que son un pueblo repartido entre Siria, Irak y Turquía. Muchos combatientes kurdos (peshmergas) estan luchando contra el ejército de Al-Assad en Siria, con el apoyo de los occidentales. En tanto otros son acusados por Turquía de terrorismo. Este el tercer frente de guerra, en el que participan Irakíes, Turcos y Kurdos.

Otro frente de guerra es el que se ha abierto en Yemén desde hace un año, en que Arabia Saudita ha decidido intervenir militarmente para restablecer en sus funciones el presidente sunita Abd Rabo Mansur Hadi, que sufrió un golpe de Estado de los chiitas apoyados por el Irán. Como sabemos, la gran fractura política y religiosa entre los musulmanes separa a los sunitas, mayoritarios, de los chiitas, que viven sobre todo en Irán. Detrás de esta oposición antigua se encuentra la rivalidad entre Arabia Saudita e Irán por la supremacia política en el mundo musulman. Los Sauditas han formado una coalición de países árabes que ataca no sólo las posiciones chiitas, sino sobre todo las poblaciones civiles. Se estima que mas de 6 mil Yemenitas han muerto desde el inicio de hostilidades y que 21 millones de Yemenitas (80% de la población) necesita ayuda humanitaria de urgencia, que los Sauditas se niegan a enviar.

Las olas migratorias y de refugiados en Europa

Estas guerras en el Oriente Medio conciernen directamente los países europeos desde hace un año aproximadamente. Como sabemos, la mayoría quiere emigrar a Inglaterra o a Alemania, donde tienen familiares. Las condiciones de viaje de los migrantes, utilizando redes criminales, han causado la muerte de cientos de personas, sobre todo de Sirios. La Unión Europea no ha podido ocuparse de este aflujo masivo, inédito, de migrantes, y ha establecido un acuerdo con Turquía para que reciban migrantes a cambio de ayuda financiera, esperando que puedan ser luego repartidos entre varios países europeos según una cuota establecida. A nivel interno, la presencia de terroristas entre los migrantes (con pasaportes falsos) representa otro « daño colateral » de la guerra en Siria/Irak que tendrán que afrontar tanto las autoridades como las sociedades civiles europeas. Los sentimientos de exclusión de los « musulmanes » europeos y el racismo ordinario contra ellos también han aumentado en los últimos meses, haciendo crecer mucho los populismos de extrema derecha, sobre todo en Francia y en Alemania.

Reflexiones finales

Es evidente que este gran desorden internacional (de guerras, de atentados terroristas, de migración de masas, y de tensiones « raciales » en Europa) no podrá mejorar sin el establecimiento de la paz en Siria y en Irak, y sin el desmantelamiento completo de la organizacion criminal del Estado Islámico. Actualmente el EI está perdiendo el control de varios territorios en el norte de Siria, cerca de la frontera con Turquía, y en Irak, donde el ejército anuncia la proxima caída de Mossul, centro del EI en la región. Este debilitamiento en el frente militar estaría al orígen de la adopción de la estrategia del EI de lanzar ataques en Europa.

Entre tanto la respuesta europea se reorganiza y se hace evidente que se han cometido muchos errores de apreciación del contexto real de esta guerra totalmente inédita en la historia mundial. Se trata de una práctica de guerrilla urbana contra poblaciones civiles, que conlleva la militarización de las ciudades y los controles permanentes. Sin embargo, los servicios de inteligencia y de policía no comunican correctamente, ni al interior de los Estados, ni en el marco europeo. Recién esta semana, luego de los atentados de Bruselas, se están realizando reuniones en la UE para concretizar las medidas de colaboración y de intercambio de informaciones que han debido funcionar desde hace por lo menos dos años. Todos los países europeos han reforzado  las medidas de seguridad interna y los controles en las fronteras. Aunque esta respuesta es también criticada por su exceso, contrario a los valores europeos de apertura y de libertad de circulación. Cerrar las fronteras no resolverá la crisis y puede poner en grave peligro los acuerdos de Schengen. En Francia se discute actualmente sobre el control de la posesión de armas de fuego y la creación de un «Passenger Name Record» (PNR), que permitirá centralizar las informaciones sobre todos los pasajeros de aviones en el espacio europeo. Esto había sido propuesto hace un año pero la demanda del ejecutivo fue bloqueada en el Parlamento.

Queda mucho por hacer sobre todo en la construcción de la unidad política europea, para que sea capaz de afrontar conjuntamente, de manera competente y decidida la violencia terrorista, y dar una respuesta solidaria a las demandas de asilo de refugiados, sin caer en las ideologías populistas y ultra nacionalistas de extrema derecha. En realidad, una de las mayores dificultades actuales, tanto para los gobernantes como para las sociedades civiles, es acceptar, serenamente, que estamos viviendo un período de guerra que puede durar muchos años, y que hay que preparse a afrontarlo no sólo en el terreno militar o securitario, sino sobre todo en el marco de la democracia y del debate razonado. Esto debe ser posible a pesar de que el bajo crecimiento económico y el desempleo importante sean los problemas europeos de fondo de este período.

Sin embargo, en este proceso penoso y difícil, es posible que se construya finalmente una Unión Europea digna y sólida, que afirme sus valores de igualdad, de libertad, de fraternidad y de justicia social para todos, contra la barbarie terrorista y su cortejo de muerte. Y también es posible que la democracia, la libertad de expresión y la separación del orden político de la religión se concretizen también, aunque sea a más largo plazo, en los países árabes y musulmanes. El proceso de modernización social y política ha comenzado en esas sociedades, y como en otros lugares del mundo, incluyendo la América Latina, este proceso se concretiza a menudo en medio de la violencia. Sin embargo, la esperanza de un futuro mejor, de la paz, es también real para los pueblos que afrontan el presente con valor.

Escribe: Mariella Villasante, investigadora asociada del IDEHPUCP


[1]Ver Villasante, El reclutamiento de jóvenes para la guerra santa islámica y los atentados en Francia, Memoria n° 16, 20 de abril de 2015, https://idehpucp.pucp.edu.pe/el-reclutamiento-de-jovenes-para-la-guerra-santa-islamica-y-los-atentados-en-francia/

Ver también Villasante, Crímenes contra la humanidad en Siria y en Irak. Las acciones del Estado islámico. Boletín del idehpucp del 21 de noviembre de 2014.

Y también Villasante, La peligrosa expansión de las actividades del Estado Islámico en Túnez, Kuwait y Francia, Boletín del idehpucp, 14 de Julio de 2015

[2] Villasante, Los atentados de Paris y la expansión del terrorismo del Estado Islámico, Boletín del Idehpucp, 17 de noviembre de 2015