Por Juan Takehara
Mientras a diario comparamos las cifras locales del COVID-19 con información de otros países cercanos, es inevitable cotejar las medidas adoptadas por cada estado y analizar qué tan bien (o mal) se enfrenta la pandemia. ¿Cómo irá cambiando el escenario geopolítico regional y qué posición debería tener Perú frente a las actuales relaciones entre Estados Unidos y China? Sobre estos puntos conversamos con Óscar Vidarte, analista internacional y docente del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP.
Si bien todavía es prematuro predecir una era post COVID-19, es seguro que unos países en la región resolverán sus problemas sociales y económicos antes que otros. ¿Veremos un cambio en el mapa geopolítico, similar al fin de una guerra?
A mí personalmente no me gusta usar el símil de la pandemia como una guerra. Me parece que la guerra es distinta, tiene otra naturaleza, implica otro tipo de comportamiento por parte de los actores. Entiendo que se utiliza el término ‘guerra’ como algo simbólico en tanto lo que significa la lucha contra una pandemia. En un inicio hay que tratar de demostrar sus diferencias porque de verdad hay gente que cree que estamos en una guerra. Y eso llega a promover y aceptar ciertos comportamientos que probablemente en un enfrentamiento bélico podrían de alguna forma ser más aceptados, pero que en una situación sanitaria no. Por ejemplo, en materia de derechos humanos, eso es evidente. Ahora, sobre los cambios geopolíticos, creo que sí se pueden dar tanto a nivel regional como global. A nivel regional es obvio que la pandemia nos alcanza en un proceso de transición muy inestable. Es una región que ha vivido grandes protestas. Gobiernos como el de Ecuador, post-pandemia, podrían ser regímenes muy cercanos a dejar el poder. Si ya de por sí el gobierno de Lenin Moreno era bastante débil – luego de las protestas del año pasado – está difícil que pueda continuar después. Vamos a ver también qué va a pasar en Brasil con un gobierno que no tiene mayoría en el congreso, que se plantea con un discurso bien particular y extremo y puede terminar la pandemia en una situación muy debilitada. Creo que ahora la crítica es mayor y no solo de sus opositores sino dentro del propio gobierno. Me parece que también ahí podrá haber cambios importantes. Son dos casos que hoy me parecen emblemáticos, pero no creo que sean los únicos. Veremos cómo evoluciona la crisis en México o Argentina. En Chile parece que Piñera puede salir algo reforzado en este proceso.
¿Cree que al final encontraremos desenlaces poco agradables para algunos de ellos?
Al final de todo esto se harán sumas y restas y algunos gobiernos van a quedar muy mal posicionados. Estoy convencido que Donald Trump va a ver bastante dificultada su reelección luego de lo que viene sucediendo. El gobierno de Estados Unidos hizo oídos sordos a muchas recomendaciones y recién ahora está tomando el problema con algún nivel de seriedad. Creo que Bolsonaro está teniendo grandes problemas internos también. Hay muchas especulaciones de sectores militares que comienzan a tomar alguna posición contraria al presidente en este contexto, incluso se habló de un golpe de estado – que no fue cierto – pero se sabe que hay una serie de dilemas internos dentro del proceso de toma de decisiones en Brasil. Y ahí Bolsonaro está siendo muy cuestionado, no solamente por la opinión pública, sino por actores políticos muy importantes, especialmente cercanos al establishment militar. Creo que van a haber gobiernos que terminarán muy afectados en esta crisis.
El gobierno de Venezuela viene anunciando que recibe apoyo de China en ayuda humanitaria y confirmando esfuerzos en conjunto. Esto ha generado cierta alarma con Estados Unidos. ¿Cómo cree que este nuevo escenario se desarrolle?
No solamente el gobierno de Venezuela viene recibiendo apoyo de China. Creo que China se está posicionando como un actor clave para los efectos de la pandemia. Mandar especialistas de primer nivel a Italia, ayuda a Venezuela – también lo ha hecho al Perú – y a muchos países. A pesar que la crisis haya nacido en China, han estado utilizado su soft power para ejercer influencia en otros países, algo que por ejemplo contrasta con lo que viene haciendo Estados Unidos. Uno ve a un gobierno impidiendo importaciones de mascarillas u otro material médico, lo cual le resta liderazgo. Y si ya Trump per se es un presidente que ha logrado una reducción considerable de liderazgo en muchos ámbitos y regiones del planeta, esta es una razón más para ver cómo Estados Unidos va perdiendo su posición en el mundo y China va ganando. Me parece que lo de Venezuela es un ejemplo, pero no es el único.
¿Cuál debería ser el papel de Perú en esta situación?
Es una pregunta muy válida. Probablemente el hecho que China se posicione internacionalmente hoy todavía no sea un problema. Pero puede llegar a serlo. Acuérdese que China y Estados Unidos son dos de nuestros principales socios. Estados Unidos es un socio histórico y regional. En términos económicos es el segundo socio comercial, y en inversiones es muy importante. Pero, por otro lado, China también es nuestro principal socio y cada vez más importante en materia de inversiones. Uno se pregunta, hasta dónde el Perú puede mantener esta política exterior mediante la cual no se hace problema y mantiene a ambos. Todavía creo que no hay problemas para eso. China no está planteándole realmente ningún tipo de amenaza a Estados Unidos. Está compitiendo con las reglas existentes en el mundo y está demostrando que cada vez tiene mayor poder. El problema va a llegar cuando China comience a amenazar a Estados Unidos en su posición de país hegemónico, o de principal país del mundo. Cuando eso suceda – aún faltan algunos años – ahí me parece que el Perú sí va a tener que tomar alguna respuesta. Sobre el caso puntal de Venezuela, tampoco es novedad que China sea un socio importante a este país. Ha sido un financista importante, China juega a muchos intereses, pero el Perú no va a cuestionar eso. Nosotros tampoco podemos decir por qué ayuda o presta dinero o brinda cooperación cuando también somos socios importantes. Creo que China, a diferencia de Rusia, no se mueve en función al enfrentamiento o la dinámica confrontativa con Estados Unidos, sino a otro tipo de intereses como el posicionamiento global. Esto se puede dar tanto en Venezuela como en Perú, Brasil o Argentina. Mientras el gobierno de turno de esos países sea más receptivo, mejor para China. Creo que en el corto plazo hay que tomarlo con cautela, pero a la larga tendremos que tomar decisiones importantes en torno a esta relación que mantenemos con las dos principales potencias del mundo.
Por otro lado, un reciente sondeo local ubicó al presidente Martín Vizcarra como segundo mejor mandatario de la región en combatir la pandemia COVID-19. ¿Concuerda con esta elección?
Es una pregunta relativa. Si uno ve en términos absolutos el Perú es un país que se está viendo bastante afectado. Yo creo que la principal razón para considerar al presidente como el segundo mejor mandatario en la región en combatir la pandemia se encuentra sustentada en el alto nivel de popularidad que tiene y que se ve en las encuestas. Más allá de algunos pequeños sectores críticos, hay una percepción general de que lo que viene haciendo el presidente hay que respetarlo. Por ejemplo, a mí no me parece tan malo lo que viene haciendo el presidente Piñera en Chile. Me parece que los resultados no hablan tan mal de su gestión. Con una política con algunas diferencias, frente a lo que viene implementado el presidente peruano, (Piñera) tiene un nivel de popularidad alrededor del 20%. El mejor análisis frente a la pregunta planteada se debe hacer desde la perspectiva de la salud pública y ese es un tema muy técnico, debe hacerse en función de los mecanismos que señala cómo se responde ante la pandemia y en función de las características de cada país. Creo que el análisis debe pasar por ahí, pero está pasando principalmente por la popularidad de los presidentes.
Además, son varios los mandatarios de la región que aparecen a diario en pantalla explicando la situación sanitaria en su país. ¿Cómo interpreta esta relación entre el miedo colectivo y nivel de popularidad?
Lo que está demostrando esta pandemia es que la gente quiere estar informada y necesita conocer qué está pasando. En eso creo que el presidente Vizcarra fue bastante inteligente y ha establecido un mecanismo de comunicación directa, clara, fácil de entender y eficiente, a tal punto que todo el país espera diariamente su mensaje. Ciertamente hablarle constantemente a la población sirve, y eso no es nuevo. Hemos visto presidentes que han abusado de una hipercomunicación, como fue el caso de Hugo Chávez con reuniones televisadas y radiales todos los días – igual pasa con “AMLO” (Andrés Manuel López Obrador) con sus reuniones con la población transmitidas durante las mañanas. Creo que la relación con tu población es fundamental, el problema es cómo la estableces, más aun tratándose de situaciones de cómo vive el país en la actualidad. Creo que Vizcarra ha sabido establecer esos canales y creo que algunos presidentes de la región vienen haciendo lo mismo.
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