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Entrevistas 9 de noviembre de 2021

Por Juan Takehara (*)

IDEHPUCP acaba de publicar el informe La percepción pública respecto a las personas venezolanas en el espejo de los medios de comunicación en el Perú, un detallado seguimiento del proceso de migración venezolana en el país durante los últimos cinco años. En particular, el estudio analiza cómo diversos medios locales vienen formando estereotipos y actitudes negativas entre la población peruana hacia las y los migrantes venezolanos. Conversamos con la periodista alemana Hildegard Willer, parte del equipo de investigación, quien nos comenta los principales hallazgos de este estudio.

¿Por qué al periodismo, tanto escrito como en reportajes de TV, le interesaría criminalizar al migrante venezolano? ¿Se debe al hecho que este tipo de noticias logran aumentar la lectoría o rating en tv o va más allá que un interés comercial?

No considero que al periodismo le interese criminalizar al migrante venezolano. Por las entrevistas hechas, percibimos que los editores, periodistas y productores no se han dado cuenta de ello ni del daño que causan a la comunidad migrante venezolana cuando representan a las personas venezolanas casi únicamente como victimarios, relacionándolas con temas de inseguridad ciudadana. El trasfondo de ello es el predominio de la crónica roja o crónica policial tanto en los diarios populares como en los noticieros televisivos. Ese fenómeno data de antes de la llegada de los venezolanos al Perú y sucede en toda América Latina y crea una narrativa del miedo que desplazan la atención de asuntos públicos deficientes a temas de inseguridad ciudadana. Esos temas además suelen ser buenas historias periodísticas que venden, porque apelan a las emociones y todo lector o vidente se identifica, o porque se apela al morbo. Crean rating, el cual es muy importante en todos los medios comerciales. Todos los editores y productores nos lo han afirmado. Para saber cómo está representada la población venezolana en los medios, hemos filtrado todas las notas periodísticas de dos diarios populares, dos noticieros televisivos y dos programas dominicales según la palabra “venezolano” o “extranjero”. Después, hemos catalogado estas notas por el tema que tratan y por el rol que tienen los venezolanos en estas notas. El resultado fue aterrador: un promedio de 80-85% de las notas de diarios populares impresos y un promedio de 60-70% de los noticieros donde se mencionan a venezolanos estaban relacionados al tema de la inseguridad ciudadana.  En un rango del 70 al 85% de las notas, los venezolanos referidos ocupaban el rol de victimario o infractor de la ley.  El segundo rol más frecuente fue el de víctima. Roles como colegas, profesionales, amigos, vecinos o trabajadores eran prácticamente inexistentes. Por supuesto, la crónica roja también expone a victimarios peruanos, pero con ello no estigmatiza toda una comunidad nacional, porque personas peruanas aparecen también en los mismos medios en otros roles positivos. Mientras que las personas venezolanas casi únicamente aparecen en un rol de victimario/infractor de la ley y, en mucho menor cantidad, como víctima. Allí está el daño que se le hace a la comunidad venezolana, porque se crea la impresión de que todos los venezolanos son delincuentes. Lo cual hemos podido comprobar en la encuesta de percepción pública que hemos realizado a mediados de marzo de 2021. En promedio, los encuestados pensaban que el 36,9% de los venezolanos en el Perú se dedicaban a actividades delictivas.

¿El estudio ha determinado que son los medios quienes crean una sensación de inseguridad o existe una predisposición de los peruanos a rechazar grupos migrantes?

El Perú es un país con una brecha muy alta con respecto a la percepción de inseguridad; es decir, el porcentaje de personas encuestadas que dice que la inseguridad ciudadana les preocupa es mucho más alta que las respuestas afirmativas de las mismas personas al ser preguntadas si han sido víctima de un delito. Si hacemos la pregunta enfocada en la población venezolana, encontramos la misma brecha. El 86% de los encuestados dijo que estaba completamente de acuerdo con la afirmación de que la migración venezolana ha contribuido a la inseguridad ciudadana en el Perú. Sin embargo, solo un 13,8% de los encuestados dijo que había sido víctima de un delito cometido por venezolanos. Sin duda, existe una correlación entre la sensación de inseguridad y la exposición en los medios de comunicación. También influyen en esa percepción algunos crímenes espectaculares cometidos por personas venezolanas que, difundidos por la prensa y los noticieros, han causado mucha conmoción en la población y marcado la imagen del venezolano. Los peruanos están tan predispuestos a ser hospitalarios o xenófobos como cualquier otro pueblo en el mundo. En el Perú, el péndulo ha ido en pocos años de una acogida calurosa y solidaria con los primeros migrantes a un rechazo masivo, con un 70% de los encuestados diciendo que la migración venezolana tenía un impacto negativo.  La gran cantidad de migrantes llegados al país en tan corto tiempo es probablemente una de las razones para este cambio en la acogida. No obstante, los medios de comunicación pueden influir hacia dónde va el péndulo. Hasta ahora, han influido en que el péndulo vaya hacia la xenofobia.

Si lees o escuchas una nota donde aparecen venezolanos, es muy probable que sea una nota que tenga que ver con crimen, donde el venezolano ocupa un papel de victimario o infractor de la ley. Las palabras alrededor de venezolano o extranjero son robo, bala, arma, sanguinario, etc.

Un importante dato del estudio es cómo los medios utilizan la semántica: verbos y adjetivos que estereotipan e incluso denigran al extranjero. Estamos ante un trabajo editorial meditado. ¿Qué dicen los periodistas sobre sus razones para presentar de esta forma la información?

Hemos encontrado muy pocas palabras denigrantes como venecos en la prensa. Algunos medios ya eran cautelosos al no usar ni venezolano ni extranjero en titulares y subtitulares. Otros medios aún usaban el gentilicio en los titulares. Muchos usaban extranjero en lugar de venezolano, un eufemismo que se ha convertido en sinónimo de venezolano en la audiencia. Es decir, leen extranjeros, pero piensan en venezolanos. El impacto de la semántica no pasa tanto por el uso de ciertas palabras denigrantes, sino que toda la representación del venezolano se sitúa en un campo semántico asociado con violencia, delincuencia e infracción de la ley. Si lees o escuchas una nota donde aparecen venezolanos, es muy probable que sea una nota que tenga que ver con crimen, donde el venezolano ocupa un papel de victimario o infractor de la ley. Las palabras alrededor de venezolano o extranjero son robo, bala, arma, sanguinario, etc. Así quedan grabadas en la mente del lector o del que escucha la noticia. Existen términos que en una primera mirada parecen neutros, pero no lo son.  Por ejemplo, los que denotan a la población migrante: la característica ilegal u ola de migrantes. Lo primero es falso, porque una persona por en sí misma nunca puede ser ilegal. Y, por otro lado, la palabra ola se asocia con invasión y amenaza. Para ello, hemos publicado también una guía para periodistas donde se detallan estas trampas que hay que evitar al escribir sobre migración.

¿Encontraron en la prensa regional un discurso diferente frente al migrante que el de Lima?

No hemos encontrado diferencias muy marcadas entre la cobertura en el norte del Perú y en Lima. Se puede decir que en la cobertura de Tumbes y Lambayeque el tema de infracción y el venezolano como infractor era algo mayor que en Lima, lo cual es lógico por su cercanía a la frontera. En la encuesta de percepción, las diferencias están un poco más marcadas. Así, en Tumbes, un 75% de la población dijo que la migración tenía un efecto negativo, frente a un 65% en Lima.  Adicionalmente, hay una diferencia en la percepción sobre delitos contra la mujer. En el norte, perciben que esta cifra es más alta que en Lima.

Gran parte de la población venezolana ya está tan integrada en nuestra sociedad que uno ya no se da cuenta de que son venezolanos. Estas personas no aparecen en los medios, pero sí sufren con la estigmatización de los venezolanos. Es hora de darle voz y lugar a la misma población migrante en los medios.

En las noticias de feminicidios y violencia familiar, la mujer venezolana aparece sexualizada incluso cuando ha sido la víctima, ¿qué han observado sobre este hallazgo?

Hemos encontrado una nota donde se mostraba la foto de la mujer venezolana asesinada por su pareja en una pose semidesnuda. Llama la atención que la representación de la mujer venezolana es sexualizada, tanto si está en el rol de infractora de ley o de victimaria como si es víctima. También hemos encontrado una representación de la mujer venezolana como modelo o vedette sexualizada.  Es decir, la imagen de la mujer venezolana oscila entre la atracción, lo sexy y la amenaza. Esta amenaza se puede leer en doble clave: la amenaza como delincuente o infractora de ley, o la amenaza como mujer robamarido. Esto se correlaciona con la encuesta, donde un 60% dijo que la mujer venezolana encontraba trabajo por su apariencia y no por su competencia.

¿Ve factible una campaña desde el Estado o desde las organizaciones civiles para desmitificar la imagen del migrante venezolano en los medios de comunicación?

Más que una campaña tiene que haber un esfuerzo conjunto de los medios de comunicación, y me refiero también a los diarios populares y los noticieros televisivos. Estos son los más vistos y propicios a mostrar a personas venezolanas en otros roles y contextos, como vecinos, colegas, profesionales y personas solidarias que también necesitan de nuestra solidaridad. Hay un sinfín de historias que no son contadas. Para que estas historias salgan publicadas, se requiere que los medios tengan la voluntad y hagan el esfuerzo de buscar estas historias y ponerlas en primera plana. Gran parte de la población venezolana ya está tan integrada en nuestra sociedad que uno ya no se da cuenta de que son venezolanos. Estas personas no aparecen en los medios, pero sí sufren con la estigmatización de los venezolanos. Es hora de darle voz y lugar a la misma población migrante en los medios. Los venezolanos hablan el mismo idioma, ¿por qué no invitarlos también como columnistas, presentadores, reporteros o expertos? Hemos escuchado que las noticias malas, la crónica roja, vende más que esas historias de personas comunes. Pero también hemos visto que durante la segunda vuelta electoral fue posible que algunos grandes medios pusieran historias de migrantes comunes y corrientes en primera plana. Lo hicieron con un claro fin político, pero lo hicieron. Así que no se puede decir que no es posible hacerlo porque no vende. Los hallazgos de nuestro estudio muestran tan claramente la estigmatización, que la sociedad civil además debería pensar en una queja ante los órganos de autorregulación de los medios de comunicación. Tanto los venezolanos que están siendo mal representados como los peruanos que están siendo mal informados están sufriendo una vulneración de su derecho a la información.

(*) Integrante del área de Comunicaciones.

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